Reseña de "Baba Yagá puso un huevo" de Dubravka Ugresic

Publicado el 07 julio 2021 por Rt

En la mitología popular, Baba Yagá es una bruja que vive en una cabaña sostenida por una sola pata y recorre el país haciendo maldades. En realidad, es una poderosa figura sacada de los cuentos para niños, semejante a nuestro Coco u Hombre del Saco

Su autora, nos cuenta desde el principio que no le gustan los folcloristas ni sus interpretaciones sobre las figuras de los cuentos infantiles, sobre todo si se trata de alguien tan versátil como una bruja. Ya la palabra Baba tiene una gran cantidad de matices y significados que cambian según nos movamos de Rusia a Hungría, a Bielorrusia o a la antigua Yugoslavia.  No siempre significa bruja, sino que también puede significar mujer mayor, abuela, etc. Y eso es lo que reivindica la autora con este tríptico. 

Para ello, Baba Yagá puso un huevo (Editorial Impedimenta) cuenta tres relatos que no obstante, están de alguna manera conectados. En el primero de ellos, una escritora debe cuidar de su madre, que cada vez tiene la cabeza más perdida. Le gusta recordar su Bulgaria natal y en uno de los viajes de la autora, le pide que visite a sus antiguas amigas. En la segunda historia, un grupo de amigas acude de vacaciones a un resort de lujo rodeado de cierto halo surrealista. Y en la tercera nos encontramos a una joven estudiante admiradora de nuestra escritora que está escribiendo sobre la figura de Baba Yagá.

 

Es esa tercera parte, esa redacción de su trabajo, donde la novela cobra forma y unidad y comprobamos la verdadera hondura del mensaje. En realidad, esa bruja que en ocasiones reparte dádivas y otras veces castigos; que secuestra niños y otros los salva; que responde al arquetipo de madre y aniquiladora a la vez no es más que una mujer. 

Baba Yagá es esa abuela que nos soltaba un azote y una hora después nos daba dinero para caramelos. O que nos ponía un paño caliente en la oreja cuando nos dolían los oídos. La abuela que cantaba canciones de su tierra o nos contaba cuentos extraños. Principio y final de todo, como el huevo misterioso al que hace referencia el título.

¿Es este libro también un homenaje a las brujas? Es cierto que eran mujeres sabias que traían niños al mundo, fabricaban ungUentos, daban pociones para la fiebre, etc. Toda esa sabiduría que se ha ido quedando en generaciones más ancianas y que amenaza con desaparecer si otras no la heredan. Todo un canto a la vejez.


Es una novela que parece una cosa y que es otra. Merece la pena destacar la monumental traducción que han llevado a cabo Luisa Fernanda GarridoTihomir Pistelek y que nos ha permitido disfrutar plenamente de la prosa de la autora.