Cuento de hadas es, hasta la fecha, la última novela publicada por Stephen King, y una nueva incursión del autor en el estilo que lleva explorando en sus últimos libros. El terror tan característico de su obra ahora suele quedar relegado por historias más fantásticas, en las que hay elementos mágicos o sobrenaturales, pero sin dar tanto miedo como nos tenía acostumbrados en sus grandes títulos. Creo que ya he comentado anteriormente por mi blog que, aunque prefiero al King puro y duro, esta nueva tendencia no me disgusta en absoluto, y sus novelas y relatos protagonizados por niños o adolescentes que de pronto se encuentran ante una situación desconcertante tan sobrenatural como peligrosa, tienen un no sé qué, qué sé yo que también he aprendido a disfrutar. ¿Te apuntas a adentrarte en este cuento de hadas un tanto macabro y retorcido?
Lo primero que me llamó la atención en Cuento de hadas es todo lo que tarda en arrancar la verdadera historia con “sello King”, pese a lo cual me enganchó muchísimo desde el primer momento. No es hasta bien pasada la página número 200 cuando se empieza a vislumbrar bien que hay algo extraño e inexplicable subyaciendo en todo lo que le ocurre a Charlie, el joven protagonista de la novela que acaba entablando amistad con su anciano vecino Bowditch y su adorable perra Radar, tras auxiliar al primero cuando sufre una aparatosa caída. Dispuesto a devolver al mundo el favor de que se escucharan sus plegarias para salvar a su padre del alcoholismo en el que cayó tras perder trágicamente a su esposa, Charlie decide ayudar al señor Bowditch en su lenta recuperación para, finalmente, descubrir su escabroso secreto: una trampilla en su cochambroso cobertizo lleva a otro mundo paralelo, en el cual rigen leyes naturales y humanas diferentes a las que conocemos y en el que una extraña afección asalta a sus habitantes. Con el objetivo de curar la imparable enfermedad de Radar, el chico intentará atravesar los peligrosos terrenos de este mundo desconocido y llegar a un prometido reloj solar capaz de rejuvenecer… Y aquí empieza lo verdaderamente bueno.
Cuento de hadas rinde un homenaje a los tradicionales cuentos infantiles, pero acercándose más a las verdaderas historias escritas o recopiladas por autores como los hermanos Grimm que a las edulcoradas versiones tipo Disney. En el mundo que Charlie descubre hay princesas, sirenas, mariposas, etc., pero también insectos gigantes, soldados asesinos, lobos hambrientos, monstruos, engendros, dolor, y mucha maldad, crueldad y sangre, que no falte la sangre.
De esta manera, King combina fantasía y horror (aunque bastante Light en mi opinión) y entremezcla lo mundano y la ficción hasta un punto que incluso al propio Charlie le cuesta separar en ocasiones, consiguiendo una original obra muy entretenida y bien narrada. En Cuento de hadas vas a encontrar en un mismo libro una dramática historia familiar, otra de superación, otra de amistad, otra de redención y varias de aventuras, magia, misterio, fantasía y terror, funcionando a la perfección como solo autores bien consagrados pueden lograr.
Sin ser uno de mis libros preferidos del escritor, yo sí que te recomiendo la lectura de Cuento de hadas, al igual que hice con Después o El instituto, siempre y cuando ya conozcas su obra y hayas pasado primero por los platos fuertes tipo El misterio de Salem´s Lot, El resplandor, Misery, La larga marcha, etc. Tampoco están nada mal sus coqueteos con el thriller en novelas como la trilogía de Bill Hodges ni su saga La Torre oscura. También te digo que yo no soy 100% objetiva con los libros de Stephen King, porque siempre he sentido debilidad por sus oscuras historias, su estilo narrativo, su gama de pintorescos personajes y su habilidad para atrapar al incauto lector de principio a fin. ¡Larga vida al maestro del terror!
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