Su novela más brillante, la que nos ocupa, narra las historias de los diversos huéspedes de la casa de los Kelly. El huésped estrella es el señor Singer, sordomudo. A pesar de no relacionarse mucho con los demás, siempre está dispuesto a aceptar visitas de los demás. Escucha educadamente y con atención y de algún modo sabe o intuye cómo consolarlos, aunque no se comunique.
Él es el eslabón que une al resto de personajes. Mick Kelly, adolescente e hija del patrón de la casa de huéspedes; Biff Brannon, tabernero de la ciudad; el doctor Copeland, luchador por los derechos de los negros en la sociedad y Jake Blount, sindicalista y alcohólico.
John Singer es el faro que ilumina las grises existencias de todos ellos. Él también está herido, pues su mejor amigo, el griego sordomudo Antanopoulos, desaparece de su vida. No obstante, este desgarro no convierte a Singer en alguien amargado o huraño. Al contrario, le conecta con la humanidad que le rodea, convirtiéndole en alguien fundamentalmente empático.
Todas sus pasiones se enmarcan en una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos, similar a muchas otras. La autora se adscribe en la corriente del "gótico sureño" o "gótico americano", que consiste en narrar la vida cotidiana que tiene lugar en el sur de Estados Unidos. Autores como William Faulkner, Shirley Jackson, Cormac McCarthy o incluso Stephen King comparten temas que unen a sus personajes.
Quizá sea este uno de los mejores libros de la historia de la literatura. Así lo afirma Elvira Lindo en el prólogo a esta edición que conmemora el siglo de existencia de esta obra imprescindible.
Aqui podéis echar un vistazo a sus primeras páginas.