Con El fin de la muerte Cixin Liu concluye su aclamada trilogía de ciencia ficción El problema de los tres cuerpos, una larga obra en la que narra la historia de una humanidad amenazada a lo largo de varios siglos por la futura invasión de una civilización extraterrestre. Si has llegado a esta reseña, presumo que es porque ya has leído las dos entregas anteriores y asumes por su cuenta y riesgo que aquí vas a encontrar información sobre estos anteriores libros (El problema de los tres cuerpos y El bosque oscuro) y ya te has preparado para volver a mirar a las estrellas y todo lo que esconden.
Aunque el grueso de la trama de El fin de la muerte transcurre décadas después de lo acontecido en la conocida como batalla del Día del Juicio Final y a partir de ahí se alarga a través de los milenios, la historia retrocede al siglo XX para volver a presentar hechos que ocurrieron durante la era de la Crisis Trisolariana, con personajes de esta época como Cheng Xin, una ingeniera aeroespacial o Tianming, un joven con una enfermedad terminal que escapará de la muerte en inauditas circunstancias. Ambos tendrán un papel más que relevante en el desarrollo de la crisis y las posteriores edades que la humanidad vivirá hasta su final o su salvación. Así, Liu enriquece acontecimientos narrados en libros anteriores y aporta nuevos prismas y estrategias para combatir a la flota trisolariana que continúa rumbo a la Tierra, dando un mayor dinamismo a la historia.
A lo largo de los siglos venideros, Cheng Xin va hibernando y despertando en diferentes momentos para ir poniendo en práctica diversas teorías y estrategias que ayuden a su especie a burlar la amenaza que, ya no sólo procede de Trisolaris, sino de otros desconocidos peligros ocultos en el vasto universo. La joven será testigo de difíciles acontecimientos históricos como el despliegue tecnológico y social acelerado gracias a la acción de una civilización superior, el obligado éxodo de la humanidad a Australia para dejar libre el mundo para los trisolarianos, o el descubrimiento de teorías que lo cambiarán todo encriptadas en unos (aparentemente) inocentes cuentos. Esta hipotética evolución de la raza humana sometida a tan estresantes agentes de cambio, no está exenta en El fin de la muerte de dilemas morales a los que sus protagonistas deberán enfrentarse una y otra vez.
Como es de esperar en un libro de Cixin Liu, el argumento de esta tercera entrega es extremadamente complejo, está plagado de teorías científicas casi imposibles y descoloca al lector más de una vez, para dar paso a un final repleto de sorpresas que poco podíamos imaginar cuando todo empezó con una joven respondiendo a un mensaje llegado del universo para desvelar las coordenadas del planeta Tierra, y del que poco puedo decir obviamente, pero que tiene que ver con un asombroso desarrollo tecnológico y descubrimientos relacionados con leyes físicas hasta el momento desconocidas para el ser humano, con paradojas, agujeros negros y universos paralelos de por medio.
El fin de la muerte me ha gustado mucho y me ha parecido un buen final para esta inolvidable trilogía, que se encuentra ya entre las mejores que he leído en los últimos tiempos, pero sigo quedándome con el primer libro, El problema de los tres cuerpos, como el mejor de los tres volúmenes.
Ahora me da mucha pena decirle adiós a esta historia, y puede que nunca vuelva a mirar las lejanas estrellas del mismo modo…