Hace unas semanas os hablaba de HEX, de Thomas Olde Heuvelt (cuya reseña podéis leer aquí) como uno de los libros que más me habían impactado en lo que llevamos de año y hoy vengo con otro título que también ha conseguido darme bastante mal rollo.
Se trata de El pescador, de John Langan, editado por La Biblioteca de Carfax, una de las referentes en el género de terror. Tiene varias similitudes con el ya nombrado HEX, ya que se remonta a una historia de los primeros colonos europeos en Estados Unidos. La ubicación es más o menos la misma: alrededor de las montañas Catskill y cerca del Río Hudson.
Esta novela, dividida en tres partes, cuenta dos historias diferentes, pero muy bien enlazadas. El narrador es Abraham (Abe), un oficinista de IBM que hace poco que ha perdido a su mujer a causa del cáncer. A pesar de que nada es capaz de consolarle, encuentra que las salidas a pescar impiden que se ponga peor e intenta hacerlo todos los fines de semana. En su oficina está también Dan, un compañero que ha perdido a su mujer y a sus gemelos en un accidente de coche. Los dos se van a pescar juntos y recorren todo el territorio buscando nuevos lugares para echar el sedal. Hasta que Dan propone un sitio llamado el Arroyo del Holandés, que no aparece en los mapas.
El pescador, tardó un tiempo en encontrar su casa. Las editoriales de género decían que era demasiado literaria; las literarias, demasiado de género.
De camino al lugar, los dos compañeros paran en el bar de carretera de siempre, donde el dueño les cuenta la historia del Arroyo del Holandés. Un relato que entronca directamente con los primeros colonos alemanes que poblaron el valle y que participaron en la construcción de una presa. Se vieron enfrentados a amenazas que iban más allá de toda imaginación y que le han dado a este sitio la fama lúgubre que tiene hoy en día.
En la tercera parte de la narración, volvemos a Abe y a Dan, a la insistencia de este último en ir a pescar a ese arroyo y a lo que pasa allí. Alberto Chessa traduce con gran maestría este libro que nos atrapa desde las primeras páginas. En realidad, habla de varias clases de miedo: el temor a la pérdida de nuestros seres queridos y el miedo a volvernos locos cuando esto ocurre y otro miedo de índole más sobrenatural, relacionado con el oceáno y sus secretos más ocultos.
John Langan confiesa en el prólogo que le llevó diez años terminar esta novela. Pero a la vista del resultado, podemos considerar que ha merecido la pena.