Conocí hace tiempo a Mary E. Wilkins Freeman, en concreto con la antología de Damas Oscuras, cuya reseña podéis leer aquí. Desde entonces quise leer más cosas suyas, porque es una gran escritora de fantastamas, pese a ser norteamericana.
Las ghost stories o historias de fantasmas suelen formar parte de la tradición británica. De hecho, muchas veces se contaban la mañana de Navidad como una tradición. Pero resulta que esta autora maneja el tema de las casas encantadas con una gran maestría y os confieso que he sentido algún escalofrío al leer sus relatos.
El viento en el rosal y otras historias de lo sobrenatural (La Biblioteca de Carfax) ahonda sobre todo en lo extraño, en lo inexplicable, en la leyenda que se va transmitiendo de unos a otros. Se trata de un volumen compuesto por seis cuentos, a cual más perturbador.
El primero de ellos, que da nombre a la antología, nos narra la historia de una persona que va a recoger a su sobrina a un pueblo. Allí, la persona que está a su cargo siempre pone excusas para que no se lleve a la chica, la cual por cierto está siempre ausente.
Las sombras en la pared tiene un título muy sugerente. En una casa, los hermanos comienzan a ver sombras. Pero tendrán más que ver con la culpa que con lo sobrenatural.
Luella Miller narra la historia de una mujer de incomparable belleza que se queda viuda. Todos querrán echarla una mano en los quehaceres del día a día, sin sospechar que su existencia oculta un lado oscuro.
La habitación sudoeste y El solar vacío recuperan el tema de la casa encantada, en al que se van acumulando presencias sobrenaturales hasta que los dueños de la las nuevas casas reparan en ellas. Merece la pena la reflexión sobre los sentimientos que se quedan atrapados entre esas cuatro paredes sin posibilidad de liberarse hasta que intervienen los vivos.
El fantasma perdido también trata de las presencias después de la muerte. Lo que pasa es que la autora lo hace con todo cariño. No sólo es un cuento de terror que se queda en el mero escalofrío sino que trasnciende a la reflexión filosófica, a la esencia de lo que somos tanto en la vida como en la muerte.
El estilo es victoriano, a pesar de tratarse de una escritora norteamericana, y en ocasiones puede recordar a Dickens. Sin embargo, bebe e Poe y de Hawothorne, aunque se encuentre fuertemente influenciada por la tradición del cuento tradicional inglés.
Una verdadera delicia, tanto si te gustan las historias del Más Allá como si quieres descubrir una autora que marcó un antes y un después en su época no sólo con sus cuentos de fantasmas, sino también con su decidida apuesta por el feminismo. Otras cbras como Algunas mujeres o La casa en el páramo son más mundanas, pero decididamente atrevidas. Destaca la traducción de Shaila Correa, muy fiel al espíritu del libro.