Caitlin Doughty, la autora de este libro, tiene un canal de youtube que se llama Ask a Mortician (que traducido sería Preguntale al empleado de una funeraria). Las personas la escriben haciendo preguntas que siempre han querido saber sobre la muerte y que no se atreven a preguntar por si les consideran morbosos.
De hecho, la autora también da charlas en colegios e institutos sobre el mismo tema: la muerte y todo la que la rodea. Cuando tenía veinte años, Caitlin buscaba un trabajo de verano y sólo encontró el de operadora del horno de un crematorio. Allí aprendió muchas cosas sobre el oficio, pero luego estudió la carrera de Funeraria para ampliar sus conocimientos. Su formación era de historiadora, pero aprendió mucho al comparar los conocimientos sobre la muerte en la Edad Media con los actuales.
Porque mientras estaba manejando el horno, aprendió una cosa muy importante: que las funerarias se aprovechan del conocimiento oculto que tienen sobre los cadáveres y su conservación, de modo que nadie ajeno al negocio pueda conocer el proceso. Y esto resulta ser deshumanizador. La propia autora pone el ejemplo de un cementerio en el que no dejaban ver a los familiares cómo el ataúd era introducido en la tierra, pues lo consideraban morboso y desagradable.
De hecho, mientras estuvo trabajando en el crematorio, la autora acarició la idea de fundar una funeraria donde los familiares y amigos del finado podrían (si así lo deseaban) lavar ellos mismos y preparar al cadáver, de manera que se pudieran despedir de él con respeto y elaborar un duelo más sano.
De ahí también su empeño en solventar todas las dudas que pueden surgir sobre el tema de la muerte y en las que nunca habríamos reparado. Caitlin nos anima a hablar de ella con toda naturalidad y a dejar atrás todos esos prejuicios absurdos que en el fondo nos impiden darnos cuenta de que la muerte no es sino una parte más de la vida.
"La relación que mantenemos con la muerte no es sólo muy poco natural, sino que impide que superemos el deceso de nuestros seres queridos".