Vultimaco es una aldea española. Puede estar en Galicia, en Asturias o en cualquier parte de la geografía. Porque sus costumbres son las de antaño en estos pueblos o aldeas. Las mujeres se reunían para intercambiar recetas, tejer, enseñar a otras, darse consejos, etc.
Todas se agrupan alrededor de la figura de Encarnación, una anciana que lleva el nombre de las antiguas mujeres de su linaje y que aconseja a las mujeres qué deben hacer en caso de estar enfermas, de querer abortar, de hacer que su marido deje de pegarlas. Y Encarnación soluciona los problemas de Vultimaco como siempre han hecho las mujeres: recurriendo al poder interior y al de la tierra que las alberga.
Pero a este poder se le opone el de las fuerzas fácticas. Al sacerdote no le gusta que las mujeres se reúnan y no cree que dichos encuentros sean tan inofensivos como le hacen creer. Después de todo, ha habido accidentes en los que han muerto algunos hombres. De modo que lo que era un principio femenino pasa a considerarse brujería. Y aunque no sea más que facilitar un parto o curar usando hierbas, toda actividad relacionada con Encarnación comienza a ser sospechosa.
Años más tarde, Penélope, una investigadora de vacaciones, se topa con la aldea y sus escasos habitantes. Allí comprobará que existen ritos ligados a la tierra que todavía siguen vigentes en la forma de una esfera de barro que encontrará en Vultimaco y que muchos otros persiguen.
Javier Sachez narra con gran maestría la vida de las mujeres en épocas pretéritas, cuando se reunían para tejer, cardar la lana, intercambiar recetas, hacerse confidencias, etc. Cuando sus periodos se sincronizaban y existían aquellos retiros durante los días de la menstruación en los que las mujeres compartían una esfera única y mítica, enlazada con los dioses paganos de antaño.
La llegada del catolicismo sirvió, entre otras cosas, para subyugar a las mujeres al lugar que el hombre consideraba que les pèrtenecía: el hogar y el cuidado de la casa y los hijos, mientras ellos se reunían en tabernas y hacían y deshacían a su antojo. Pero ese poder femenino pudo ser dispersado, pero nunca vencido.
Hija vieja (Valhalla Ediciones) es una historia maravillosa, un canto a dicho poder femenino y a la sororidad que se establece entre las mujeres de un pueblo. Entre los poderes que quieren encerrarlas en casa y su deseo de salir ahí afuera a recuperar su lugar, sus antiguos mitos y dioses. Es un libro con una edición preciosa, que además es un canto a la vida y a las mujeres que nos precedieron y que tanto han hecho por nosotras abriendo nuestros caminos. Una verdadera delicia.