Hay muchos adjetivos para calificar a China Miéville. Es raro, es intenso, es surrealista. Pero también es uno de los abanderados del new weird, una corriente que no se sabe bien lo que incluye porque tampoco se sabe lo que incluía el antiguo, el weird a secas.
Digamos que el new weird lo que intenta es romper todas las fronteras entre géneros. Entre terror, fantasía, Cifi, etc. Y Miéville lo consigue. Vaya si lo consigue. Viajar con él es seguir un camino que nos dejará sin aliento, lleno de referencias a la cultura clásica y también a la cultura popular, al cine, a los cómics.
Kraken (Factoría de Ideas) parte de una idea delirante. En el Museo de Ciencias Naturales de Londres se exhibe un ejemplar de un kraken embalsamado de unos ochos metros de altura. Y de repente, en una visita, el ejemplar desaparece, se volatiliza, no hay rastro de dónde puede estar. La primera idea es llamar a la policía, claro, pero la policia convencional de Londres está tan perdida como los del Museo. De modo que habrá que llamar a la "otra" policía.
Billy es el conservador del Museo y el encargado del cuidado del kraken. Quiere colaborar en la investigación, pero su vida se complica porque no dejan de aparecer extraños personajes para atosigarle, pensando que tiene algo que ver con la desaparición.
Y es que Londres está lleno de sectarios de mil dioses diferentes, de animistas, de gólems, de espíritus que se remontan al amanecer de los tiempos, de magos, de brujos, y de personas muy peligrosas. Y todas tienen motivos para llevarse al kraken o para descubrir quién se lo ha llevado.
Como he dicho antes, la huida de Billy por Londres nos deja sin aliento. Intenta investigar e intenta que no le atrapen. E intentar comprender lo que quiere decirle el espécimen en sueños. Mientras tanto, se irán uniendo más personajes a su búsqueda, como los Londomantes, una especie de guardianes que sólo quieren proteger la ciudad desde épocas impretérritas. De hecho, Londres es en sí misma un personaje más de la novela, con sus recovecos, sus historias truculentas, su red de alcantarillado (a lo Neverwhere de Neil Gaiman) y sus trampas para turistas incautos.
Los personajes desbordan fantasía, talento y están muy bien perfilados. Tenemos al Tatuaje, a Leon, a Wati, a Goss y Stuby y a un millón de seres extraños más, todos a favor de provocar el apocalipsis o de evitarlo. Cada uno con sus razones extrañas y grotesvas.