A su alrededor bascularán otros personajes: Jauregui, editor de Ismael y antiguo compañero de facultad de Jasone, y Libe, hermana de Ismael, que militó en su juventud en grupos independentistas vascos. Al igual que otros autores, como Edurne Portela, Aixa de la Cruz, Gabriela Ybarra o incluso Fernando Aramburu, este personaje nos recuerda que la exaltación a ETA estaba presente en los ochenta en cualquier aspecto de la vida de la juventud vasca, como conciertos o manifestaciones.
La última palabra la ha tenido siempre el hombre por mucho que fuera la mujer la encargada de la gestión de la casa. Con ese fragmento quería reflejar que, frente a la violencia en la calle, que es fácil de ver, es muy difícil de percibir esa violencia sutil, que puede suceder en la propia familia, que no necesita de golpes ni de violencia física
La casa del padre (Editorial Destino) habla sobre esas violencias no reconocidas sobre la mujer. Como bien dice el personaje de la hermana, "maltratar es no tratar bien". De esos maridos que no pegaban a sus mujeres, pero que les impedían tener amigas o les hacían creer que no servían para nada. De los años de vejaciones silenciosas dentro del matrimonio, desvalorizando y haciendo que la opinión no cuente. De ese tipo de violencia de baja intensidad que sufrieron en nuestras carnes muchas de nuestras madres y abuelas. Porque sí, porque era la época, porque el marido tenía un mal día, por costumbre, etc. Una lectura preciosa y muy recomendable. Podéis leer aquí las primeras páginas.