Reseña de "La condesa sangrienta" de Alejandra Pizarnik

Publicado el 23 septiembre 2020 por Rt

 Mucho se ha escrito sobre Erzébeth Bathory, conocida también como La condesa sangrienta. De hecho, este libro no es de los más extensos ni de los más sesudos, pero logra un efecto hipnótico. De hecho, Pizarnik se basa en otro texto anterior de Valentine Penrose, pero lo adapta perfectamente, creando un universo oscuro y siniestro. 

Báthory, a quien vimos brevemente en Damas Asesinas (cuya reseña podréis leer aquí) era una condesa de la zona de Hungria. Accedió al título cuando se casó con quince años con un conde. Sin embargo, su marido estaba siempre luchando, pasando largas temporadas lejos de casa y ella encontró una manera de entretenerse matando y torturando a sus doncellas. En realidad fue un monstruo, pero se le ha dotado de un aire erótico en películas de serie B que ha hecho que el nombre de este personaje nos suene de oídas, pero que nos parezca más glamouroso que terrible.

Corre la leyenda de que las desangraba para bañarse en su sangre, creyendo que así preservaba su belleza. Pero en las actas que se levantaron en la época, nunca se reflejó este hecho por lo que se sabe si es un hecho cierto o una invención para aumentar su más que probada crueldad.  

Tampoco se sabe si ella misma mató a todas las chicas o si fueron sus sirvientas, entre las que destacan su antigua niñera Jo Ilona y Dorkó, de la que se decía que era una bruja. 


Con el tiempo comenzó a hacerse más descuidada y abandonaban los cadáveres en las afueras del castillo, por lo que hubo una investigación que terminó encontrándola culpable y por eso la emparedaron en un exiguo agujero de su propia mansión, dejando sólo un agujero para poder darle de comer y que respirara. 

¿Por qué se permitió que llevara a cabo todas estas atrocidades? Sencillamente porque vivió en una época en la que los nobles eran intocables, y aunque comenzaban a oírse rumores sobre lo que pasaba en el castillo, al rey le venía bien su poder. Fue cuando cayó en desgracia cuando comenzaron a investigarla. Era una época en la que los nobles contaban con total impunidad y podían hacer prácticamente lo que querían.

La condesa sangrienta (Libros del Zorro Rojo) es un libro totalmente objetivo, frío en ocasiones. Resulta increíble pensar que lo ha escrito una poeta. Es corto, no llega a las cien páginas y destaca sobre todo por los maravillosos dibujos de Santiago Caruso, en los que prima el rojo, el blanco y el negro y que muestran una atmósfera horrible y onírica.