En mi incursión por la saga Historias de Terramar de la escritora Ursula K. Le Guin, ya he pasado por su tercera entrega, La costa más lejana, un libro con más aventuras y viajes que los anteriores y con un enfoque distinto hasta lo presentado hasta ahora. A estas alturas, ya me he dado cuenta de que la autora da un toque único y diferenciador a cada uno de los volúmenes, lo cual hace mucho más dinámica la lectura de esta saga, todo un clásico de la literatura fantástica. ¿Te embarcas en este viaje hacia tierras más lejanas?
Ahora que conocemos los inicios de Ged, el poderoso archimago que protagoniza esta historia ambientada en Terramar, y tras haber recorrido los oscuros y misteriosos recovecos imbuidos de maldad de Atuan, toca volver a Roke, donde Arren, el hijo del rey Enlad, acude enviado por su padre para pedir ayuda a los magos frente al misterioso fenómeno que está asolando los Confines, consistente en la pérdida de la magia y en olvidar los verdaderos nombres de las cosas. Nuestro amigo Ged decide tomar de acompañante al joven Arren en un peligroso viaje para descubrir el motivo por el cuál la magia está desapareciendo de su mundo, los seres vivos enloqueciendo y los dragones comportándose de manera extraña, en una arriesgada misión en la que sus protagonistas irán evolucionando y, sobre todo Arren, experimentará un profundo proceso de auto-descubrimiento.
La costa más lejana nos muestra un crisol de los pueblos y culturas diferentes que habitan Terramar, conforme Ged y Arren van arribando a lejanos lugares, con lo que la autora logra así dar otro paso más en la composición de este universo de fantasía que va esbozando entrega tras entrega. Navegando por el ancho mar, conociendo a extraños personajes e incluso negociando con los feroces dragones, el poderoso archimago y su joven compañero de fatigas llegarán a su destino final, atravesando el mismísimo reino de los muertos. ¿Volverá a restaurarse el Equilibrio que todo lo rige?
Aunque este libro me ha agradado mucho y tiene sus buenas dosis de aventuras y elementos malignos, he echado en falta el solemne y tétrico ambiente que disfruté en Las tumbas de Atuan, pero lo que más me ha decepcionado es que Le Guin haya dejado de lado (al menos en esta tercera entrega) a Tenar, el personaje que tanto me había gustado en el libro II. No es que el personaje de Arren me haya decepcionado, pero le veo demasiadas similitudes con el propio Ged de joven, y no tiene el gancho que esperaba en un protagonista que lleva gran parte de la carga argumental a sus espaldas. Así, La costa más lejana puede ser, por el momento, el libro que menos me ha gustado de Historias de Terramar, pero tengo mis esperanzas puestas en que la cuarta entrega mejore para mí.
Todavía no sé hasta dónde nos llevará Ursula K. Le Guin y estoy ansiosa por ver qué nos depara el resto de esta historia de fantasía épica. Prometo traerte pronto mis impresiones de un nuevo viaje.