Reseña de "La primera vez que vi un fantasma" de Solange Rodríguez Pappe

Publicado el 17 abril 2021 por Rt

En los últimos años, Sudamérica está viviendo un boom de literatura de terror escrita por mujeres. Y no necesariamente de terror, pero sí desasosegante, donde se toman temas universales y se los subvierte, creando un universo mitológico único en el que todo puede suceder. 


Es el caso de Ariana Harwicz, Mariana Enríquez, Liliana Colanzi, María Fernanda Ampuero, Mónica Ojeda, Samanta Schwebling, Fernanda Trías, Selva Almada, etc. En sus páginas incluyen otras temáticas relativas a la mujer, como la maternidad o el feminicidio, algo que no se veía en la literatura sudamericana hasta hoy en día. 

Y por supuesto, una de las narradoras más potentes es la que nos ocupa hoy. Su libro La primera vez que vi un fantasma (Editorial Candaya) no es que sea de terror propiamente dicho, pero hay fantasmas y muchos. Eso sí, se alejan de la idea que todos tenemos de ellos para convertirse en algo diferente y en ocasiones más místico. 

"¿Te has fijado que todo el mundo tiene historias de fantasmas para contar? El fantasma se necesita por todo lo que representa. Me refiero a que son las manifestaciones de aquellas cosas que no entendemos, pero que necesitamos fabricar para que el mundo tenga sentido. Fantasmas, milagros, señales, coincidencias, dioses. Todos nacen de ahí mismo, de nuestra máquina simbólica".

Hay fantasmas atrapados en hoteles, que bajan a desayunar todos los días, otros que se esconden en moteles recónditos de carretera, etc. Pero también entra una especie de miedo melancólico, que no está necesariamente relacionado con los fantasmas. En mi opinión, Matadora y La historia incómoda que nos contó Olivia el día de su cumpleaños son los mejores del libro. En la primera, una madre y su hija deciden adoptar a una gatita callejera embarazada a pesar de que no está permitido en su bloque de apartamentos. En la segunda, una desconocida con una cicatriz en la rodilla cuenta en una fiestas cómo se la ha hecho usando la técnica de apagar las luces y que el rostro de la narradora siga iluminado. 

 

Pero también encontraremos pequeñas mujeres, en una historia que entra directamente en el campo fantástico; reflexiones como la de la mujer que se casa con una acacia, en la que se usa el surrealismo para llamar la atención sobre el cambio climático y la gastronomía como forma de vida. Finales abiertos, metaliteratura y todo un estudio de las cosas que nos dan miedo.

En resumen, quince cuentos de extensión variable que nos sorprenderán, nos conmoverán o harán que miremos por encima del hombro ante cualquier ruido extraño. Pero sobre todo, no nos dejarán indiferentes.