Reseña de "La ridícula idea de no volver a verte" de Rosa Montero

Publicado el 11 septiembre 2021 por Rt

Cuando Rosa Montero estaba intentando sobrevivir a la muerte de Pablo, su pareja, fallecido a causa del cáncer, la editora Elena Ramírez le propuso escribir desde el duelo. Las casualidades cooperaron y la escritora cuenta la historia de su pérdida en relación con la de las mujeres más notables de la Ciencia: Marie Curie. 


 

La ridícula idea de no volver a verte (Editorial Seix Barral) parte del diario de Marie Curie. Pero tiene algo más. Rosa Montero se estaba enfrentando a una pérdida atroz y desoladora. El título del libro hace referencia a la costumbre, antes que al dolor. A cómo somos incapaces, en medio de un golpe así, de reprogramar nuestras rutinas. A cómo seguimos haciendo gestos automáticos, como prestar atención al ascensor o a seguir oyendo sus llaves en la cerradura.  

En el caso de Rosa se trató de un duelo por una enfermedad; a Pierre Curie, lo atropelló un carro. Fue una muerte inesperada, devastadora e incomprensible, aunque luego se demostraría que estaba ya tan enfermo por los efectos de sus descubrimientos científicos que no hubiera durado mucho aunque no hubiera sufrido el accidente. 

 

No hay duelo sereno. Son vacíos aullantes, incomprensibles, llenos de preguntas, de dolor, de gritos. Con la intención de atenuar su dolor, Marie Curie comenzó un diario en el que habla con su marido ausente. Le cuenta sus descubrimientos, sus pequeños avances, sus retrocesos en lo personal, esos recuerdos, de esas complicidades que tenían sentido cuando el otro cónyuge estaba vivo. En una época además que no tenía apoyo psicológico, sólo medicamentos para dormir. 

El libro no es, como pudiera parecer, la comparación entre dos estados similares. Son dos personas distintas que perdieron a parejas diferentes en épocas separadas por bastantes años(el diario de Marie se incluye al final del libro). Ni tampoco es un ejercicio para ver cómo se supera un duelo tan terrible. Sencillamente es el testimonio veraz, sincero, con todas sus aristas de una mujer extraordinaria que encuentra apoyo en una figura del pasado. Marie Curie terminó ganando el Nobel y rehaciendo su vida, pero en el fondo de su alma siempre estuvo Pierre. Al final lo único que podemos hacer es recordarlos y seguir adelante por ellos, para darles la vida que no tuvieron.