Así se despedía de este mundo Paco Fernández Ochoa, víctima de un cáncer, un carcinoma epidermoide. El 28 de octubre le habían dado un homenaje en su pueblo Cercedilla inaugurando una estatua de él con los brazos en alto como campeón. Fue el primer oro olímpico español, en Sapporo 1972. Se había dedicado profesionalmente al esquí desde 1963 a 1982.
El prólogo del libro La vida, un slalom (La Esfera de los Libros, 2006), corre a cargo de Jorge Valdano quien dice: "Si algo sabemos de la fatalidad es que no discrima. A Paco le tocó una lotería al revés". También destaca su valentía y cita a Shakespeare: "El cobarde muere mil veces; el valiente sólo una". Paco fue un valiente.
La vida, un slalom está escrito desde lo más profundo, con emoción, los sentimientos fluyen. Conversaciones y reflexiones con el periodista Pedro Simón durante su estancia en la clínica Anderson donde vivió la enfermedad y charló sobre toda su vida: como esquiador, como esposo, como padre, como enfermo... El subtítulo del libro es: "Yo podré morir pero no perder la vida".
En una ocasión le preguntaban:
– ¿Qué es lo que no hay que hacer para ser feliz?
Y contestaba:
– Lo que no sientas.
En otra ocasión, le preguntaba:
– ¿Un pensamiento de cada mañana?
Y decía:
– Antes era hacer, hacer y hacer... Ahora disfrutar, disfrutar y disfrutar... Y que no me falte la risa.
Si hay un rasgo que lo caracterizaba era su sentido del humor, lo que algunos llamaban la "Pacoterapia". Lo aprendió de su padre quien le había dicho muchas veces: "Lo primero es la familia; lo segundo, el trabajo; y a reír, que no te gane nadie". Y contaba un chiste para referirse a su propia enfermedad: "Estaba paseando Dios por la Costa del Sol con Pedro y un hombre le reconoce y dice: "Voy a pedirle que me cure mi cojera". Así lo hace: "Levántate y anda". Luego se acerca un tartamudo y lo mismo, le pide que le cure su problema. Y Dios se lo concede y el ciudadano empieza a hablar como un político. Finalmente se le acerca un tercero y le dice: "Verá Dios, tengo un tumor..."; y dice Dios: "Anda Pedro vámonos que éste tiene cáncer" [risas de Paco y acompañantes].
Y otro más:
– Oiga doctor, yo es que no bebo, ni fumo, ni trasnocho, ni voy con señoritas... ¿Cree que viviré mucho?
– Hombre, vivir, vivir... no sé... pero se le va a hacer de largo...
Algunas reflexiones de Paco en el libro son:
– ¿Qué he sacado en claro de la enfermedad si vuelvo a vivir? No perdería ni un minuto en problemas absurdos, programaría el día despacio para que me diera tiempo no a hacer muchas cosas, sino a hacer algunas pocas bien.
– Yo me podré morir pero perder la vida no.
– Cuando te estás muriendo no hace falta que nadie te diga nada, te lo dice el cuerpo.
– Lo más duro es ver a críos con cáncer.
– La vida siempre te da excusas para vivirla, siempre te da motivos para sentirte afortunado.
– Dios manifiesta muchas cosas al cabo del día (...) Son cosas de las que no nos damos cuenta.
– Las religiones tendrían que enseñarnos a morir, cosa que no hacen.
– ¿Paco en qué piensas? En el olor de mi pueblo. ¿Y a qué huele tu pueblo? A vida... huele a vida.
– El campo me da paz. Ahí te sientes completo. Estás más cerca de Dios que nunca.
– Si eres débil, el cáncer te lleva al huerto; si eres fuerte, le miras cara a cara y le plantas pelea.
– Si miras a un enfermo de cáncer a los ojos ves complicidad.
La vida, un slalom es un libro muy recomendable para saber que la muerte forma parte de la vida y que hay que intentar saber vivir. Para explica cómo afrontar la enfermedad y ayudar a los más cercanos a afrontarla.