«Cuando Downton Abbey se encontró con Memorias de África.»
«Una historia llena de matices, con ambientes y detalles que se despliegan como una tela tejida por una maestra de la narración.»
ASHFORD PARK, de Lauren Willig
Clemmentine Evans siempre ha admirado a su abuela Addie: disfrutó de un matrimonio perfecto, tuvo tres hijos y una carrera profesional de éxito en una época en la que pocas mujeres la tenían. Pero cuando la familia se reúne para celebrar los noventa y nueve años de la abuela, un pariente la desconcierta con insinuaciones acerca de un secreto de familia largo tiempo sepultado que afecta directamente a Addie y que podría cambiarlo todo… Cuando sus padres mueres, Addie, de tan sólo seis años, se traslada a Ashford Park, la gran mansión inglesa de sus aristócratas tíos. Allí crece, en el apogeo de la sociedad eduardiana, pero en realidad siempre siente que no pertenece a ese lugar. Su hermosa prima Bea se convierte pronto en su amiga y aliada. Pronto, una guerra cambia la faz de Europa de manera irrevocable, afectando también a Addie y a Bea y a todos los que están a su alrededor, en particular al fascinante y atractivo joven que está empezando a salir con Addie. ¿Qué sucede cuando aparece finalmente algo que no se puede compartir?
«Dos mujeres, un hombre, una guerra. Un secreto del pasado va a cambiar el presente.»
En Ashford Park, nos trasladamos Nueva York en el año 1999, en concreto a la vida de Clemmie, una abogada encerrada en una vida dedicada por entero al trabajo, y por la que ha sacrificado todo, incluida su vida personal. Pero también nos lleva a Londres, a principios del siglo XX, para contarnos la infancia y juventud de Addie, la abuela de Clemmie. Se trata de dos historias, separadas, pero muy unidas a la vez, y que repercuten la una en la otra, más concretamente, la historia de Addie cambiará por completo la visión que tiene Clemmie de su familia y de las personas que la componen. Pero esto, sólo se descubre al final de la novela, y hasta entonces, tienes que esperar más de 300 páginas de pequeñas investigaciones, indicios y pruebas.
Lo reconozco, esta novela no me ha enganchado mucho, vamos, no he sentido esa necesidad sobrenatural de pasar las páginas, devorarlas, para llegar al final, pero aún así, me ha gustado. Al principio el ritmo es un poco lento, se tarda un poco en situarse en la historia y en cogerle el truco a los cambios de historia. No sé si a vosotros os pasará, pero con estas novelas, siempre tiende a gustarme más una parte que otra, en este caso, y como casi siempre en mi caso, la parte que más me gusta es la más antigua, la visión del Londres del siglo XX. En esta parte, me ha gustado especialmente la recreación de la sociedad londinense, con sus fiestas glamurosas y el contraste con esa parte oscura, sucia y pobre que contrasta tanto con el lujo, que hasta parece que se trata de dos ciudades completamente distintas. Además, es importante saber que es la misma Addie quien nos presenta esta parte “prohibida” para las señoritas de la alta sociedad a la que ella pertenece, y nos la descubre al mismo tiempo que lo hace ella, vestida de hombre para no revelar su identidad. También podemos ver, más tarde, a la misma Addie trabajando en su granja de Kenia, luchando por sacarla adelante junto a su marido y sus hijos.
También me he encontrado con dos historias de amor, una para cada una de nuestras protagonistas, y en ambos casos llenas de celos, secretos ocultos, pero con los previsibles finales felices que, sinceramente, me han decepcionado un poco. La verdad es que me esperaba que todos esos secretos que se van desvelando poco a poco hasta llegar al final también incluyeran un poco más de drama, y no sólo el previsible final de cuento.
En resumen, y para terminar, en general esta novela me ha gustado, aunque el final me haya decepcionado un poco y no me haya enganchado tanto como podría haber esperado. Sin embargo, os la recomiendo, especialmente si os gustan los flashbacks en el tiempo, y por supuesto, la historia y los cambios sociales que trajo consigo el siglo XX a Europa. Quizás esta no sea la mejor novela de la historia de la literatura, pero ciertamente, merece ser leída. ¿Os atrevéis?
Lidia es traductora y fiel defensora de las humanidades. Es una persona curiosa y persistente, de carácter alegre. Una gran lectora desde muy pequeña y fan incondicional de Edgar Allan Poe, de las novelas históricas, de misterio y fantásticas. Disfruta escuchando a Edith Piaf y a Marlene Dietrich. Actualmente trabaja como traductora de LIJ.