La sonada autora alemana Kerstin Gier, autora del fenómeno juvenil “El amor más allá del tiempo”, es la encargada de llevarnos al mundo de Carolin en “En realidad se miente mucho más”, una historia que habla del dinero, del amor y la muerte, todo contado desde un punto de vista un tanto peculiar… ¿queréis saber qué se esconde tras las páginas de esta historia? ¡Leed esta reseña entonces!
EN REALIDAD SE MIENTE MUCHO MÁS, de Kerstin Gier
Hablar seis idiomas, tener tres carreras y ser capaz de calcular mentalmente la raíz cuadrada de setecientos cuarenta y ocho no han preparado a Carolin para los duros reveses de la vida. Aún no tiene treinta años y acaba de perder al gran amor de su vida. En sentido literal y no figurado: se ha quedado viuda. Todavía la han preparado menos para la noticia de que su adorado marido («¡aquel tacaño!», en opinión de su hermana) le ha legado una nada desdeñable fortuna. Una herencia que ha puesto en pie de guerra a su familia política, incluido su ex novio Leo (la historia es complicada).
En estos momentos, a Carolin el dinero le da igual. Quisiera no pensar en nada, beber para olvidar y entender por qué nadie nunca dice la verdad. Por suerte, cuenta con la inestimable ayuda de su enérgica hermana y el grupo de amigas de la tienda de zapatos, con las sesiones surrealistas de la posiblemente peor psicóloga del mundo, con un farmacéutico un tanto peculiar y con un fox terrier disecado que se llama Número Doscientos Cuarenta y Tres.
En primer lugar, En realidad se miente mucho más fue una recomendación que me hizo Arsénico, del blog Divagando entre líneas. Soy de esas personas que siguen las recomendaciones de los demás porque sé que pueden descubrirme un mundo totalmente nuevo que yo, de otra manera, me habría perdido. Ella fue la que me dijo: me lo estoy leyendo y me está gustando, es divertido. Y me dije: ¡pues vamos a darle una oportunidad! Os digo: tenía razón, ¡es muy divertido!
La historia se centra en un personaje totalmente diferente. Ella se llama Carolin y es la protagonista de nuestra historia. Una chica superdotada, que tiene tres carreras y habla seis idiomas y que está obsesionada con contar cosas cuando se pone nerviosa o de hablar de sus clases de mandolina. Estaba casada con un hombre muchísimo mayor que ella, y que además fue el padre de su primerísimo novio. Y hubiera seguido así de por vida si no hubiera sido porque él, de improvisto, desaparece de su vida dejándole una herencia millonaria. ¡Una fortuna que desconocía por completo!
Pero claro, chicos, ¿creéis que a ella le interesaba el dinero en un momento tan triste? No, por supuesto. Pero sí que está interesada en salir del hoyo en el que se ha metido de pronto, y de contárnoslo todo a nosotros, lectores anónimos del diario que está escribiendo para su terapia psicológica con la peor especialista de la ciudad de Munich. Así, a golpe de chiste y con una narración en primera persona fresca y divertida, empezaremos a conocer la historia de amor que unió a Carolin con el peculiar profesor de Historia del Arte, ligón y tacaño.
Hubieron detalles que no me agradaron a alturas del final, como algunos pensamientos bastantes estúpidos de la protagonista relacionados con la homosexualidad. ¿Un hombre que se interesa por la moda o que es dulce y puede ponerse a comer helado mientras ve Diario de Bridget Jones tiene que ser por fuerza gay? Sé que por culpa de la condicionalidad sexista en la que vivimos los roles de género están muy marcados, pero la orientación sexual no tiene nada que ver con el rol social ni con los comportamientos que se consideran “femeninos” o “masculinos”. Es más, esos comportamientos son –y cada vez lo serán más– desfasados y poco representativos de la realidad.
A parte de eso, hay que tener en cuenta lo que nos ofrece esta novela ligera: entretenimiento y unas cuantas horas de chistes ingeniosos, una historia de amor trágicamente cómica y un montón de situaciones surrealistas que nuestra protagonista debe superar. Además de eso, no encontraréis nada más en En realidad se miente mucho más. Por eso os lo recomiendo como un pasatiempo inteligente que os sacará más de una sonrisa, pero que puede desdibujarse rápidamente en vuestra mente con el paso del tiempo.
Estudiante de letras y otaku apasionado. A parte de leer, jugar a videojuegos y ver películas, adora estudiar y enseñar japonés. Administra Mientras Lees desde hace tres años y su sueño es convertirse en librero. Podéis encontrarlo en su bitácora personal.