Razorland #1 | 343pp
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En el mundo de Dos, un enclave subterráneo, la gente debe sobrevivir hasta los quince años para unirse a uno de estos tres grupos: Criadores, Constructores o Cazadores. Dos se ha convertido en Cazadora. Y su cometido es claro: salir del enclave a buscar comida para los demás enfrentándose a unos feroces monstruos a los que llaman Engendros. Pero todo está a punto de cambiar para siempre. Por un lado, Dos conocerá a Van, un joven cazador indisciplinado, pero a la vez seductor y mortal con los cuchillos. Por otro, los engendros comienzan a dar muestras de una escalofriante inteligencia que los gobernantes del enclave prefieren ignorar. La balanza en la lucha por la supervivencia está a punto de dar un vuelco y Dos va a descubrir los intrincados secretos que aguardan fuera del enclave
“Para fans de Los juegos del Hambre”, así define Publishers Weekly a esta nueva propuesta distópica postapocaliptica de la autora Ann Aguirre, publicado recientemente por Hidra Ediciones bajo una cuidada edición rústica con sobrecubierta plastificada. Antes de que apareciera este libro en mi casa, yo no sabía mucho más. Sabía que la autora nos había planteado un problema (un problema gordo) y que la solución había sido vivir bajo tierra durante muchísimos años. Eso era todo. Yo estaba realmente intrigado, me encantan las historias post-apocalipticas, y me encantaba la idea. Empecé a leer y me encontré a una protagonista femenina, que me contaba su aventura con parquedad de palabras. Ella es “Dos”, y es la elegida para perpetuar el legado de la humanidad. Y digo eso no porque ella sea la única persona que queda en el mundo, sino porque su valor nos demostrará que la Tierra no está perdida.
¿Qué podemos encontrarnos en “Enclave”? Pues todo lo que nos hemos encontrado en otras novelas sobre futuros catastróficos: aventura, una nueva forma de sub-sociedad, un romance entre una chica y un chico (y al final, hasta el despunte de un triángulo amoroso), mucha sangre y escenas de acción. Por supuesto, esta es la primera parte de una saga llamada Razorland. Lo que diferencia Enclave de otras novelas es que ésta ha cogido muchísimas influencias “adultas”. El videojuego Fallout 3 es como esta novela pero jugado, todo está compuesto de la misma manera y hay tantas similitudes que en algún momento me pregunté si la autora era fan de esta saga de videojuegos. También me recordó a The Road, por ese aura desgraciada, donde las latas de comida eran la única salida posible al hambre, me encantó ese detalle. Aunque la sociedad de Ann Aguirre tiene muchas novedades, y os voy a contar unas cuantas aquí:
Me sorprendió gratamente ver que la autora, sabiéndolo o no, ha traspasado el pensamiento platónico a su libro. Platón creía que la sociedad debía dividirse en tres clases diferenciadas, y en Enclave nos encontramos la novelización de su pensamiento. Por eso tenemos a los Sabios, los políticos (que son los más viejos de la subsocidad, como Muroblanco), los guardianes y cazadores (donde se encuentran Dos y Van, nuestros protagonistas) y, por último, los artesanos y mercaderes, aquellos que crean cosas y comercian con ellas (en donde encontramos situados a los mejores amigos de Dos). No podemos olvidarnos de la clase “Criadora”, que fue la que menos me convenció de todo el libro y que tiene más estilo de The Giver: el dador de recuerdos. En este nuevo orden, todo está perfectamente medido al dedo, cada estamento tiene unas funciones. Hay miles de normas en el enclave Escuela, como el ritual del nombramiento, cuando los niños pasan a ser hombres y mujeres y a tener un nombre propio, o la prohibición de que hombres y mujeres puedan tocarse, a no ser que sean “criadores”. Las rutinas de cada estamento me parecieron interesantes y la sociedad como tal, aunque no era novedosa para mí, fue atinada y bien introducida. Puede que la autora pudiera haberle sacado muchísimo más partido del que le sacó, porque a veces sentí que tenían mucho potencial, y terminé el libro deseando que indagara más en las normas y formas de ser de aquella nueva sociedad.
A decir verdad, Ann Aguirre tejó una gran telaraña, pero las respuestas no se encuentran en este libro. No os decepcionéis, seguramente estarán en la continuación. Yo también buscaba respuestas y no las encontré. No sé por qué sucedió todo, y es una de las cuestiones más incipientes en mi cabeza. ¿Por qué? ¿Por qué se encerraron en los túneles? ¿Qué fue eso tan terrible que sucedió que los mantuvo bajo tierra? Aquí encontramos mi primer “pero” en esta novela: las descripciones. Sentí que muchas explicaciones a cómo vivían bajo tierra eran inverosímiles (cuestiones como el agua potable). Tampoco entendí bien las descripciones de algunos sitios. ¿Eran cloacas? ¿Eran túneles de metro? ¿Eran las dos cosas? No pude hacerme una idea muy clara del lugar donde vivían, tampoco me creí la reacción del sol en la piel de una persona que jamás había sido tocada por el sol. En ese sentido, Enclave no ha funcionado conmigo.
Los lectores de Enclave se van a encontrar una historia de aventura y acción algo diferente a otras distopías post-apocalípticas, con un personaje femenino fuerte pero desdibujado, un romance nada importante –casi anecdótico- y una historia sobre la lucha de la supervivencia. Es original dentro del género en literatura juvenil, pero puede que peque de “mojigatismo” en algunos pasajes, cosa que a mí, personalmente, me irritó en algunos momentos (con el tema de “los criadores”, por ejemplo). Sin embargo, creo que el nuevo mundo que Ann Agurrie nos ofrece en esta saga, tiene mucho que contarnos. No pudo explayarse en el primer libro, pero tengo esperanzas de encontrar más chicha en el segundo. Esperaremos a ver qué pasa en Outpost.
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Estudiante de letras y otaku apasionado. A parte de leer, jugar a videojuegos y ver películas, adora estudiar y enseñar japonés. Administra Mientras Lees desde hace dos años y su sueño es convertirse en librero. Podéis encontrarlo en su bitácora personal.