“No has leído nada igual”, dijeron. Y yo me lo creí. Me llegó la galerada de esta novela que salió a la venta el 21 de marzo y empecé los malditos exámenes de segundo trimestre. Moría de ganas de zambullirme sin ataduras en una lectura que, según decía, prometía desesperarme. Sin embargo, la espera se hizo eterna. Pero os digo algo: valió mucho la pena.
PERDIDA, de Gillian Flynn
En un caluroso día de verano, Amy y Nick se disponen a celebrar su quinto aniversario de bodas en North Carthage, a orillas del río Mississippi. Pero Amy desaparece esa misma mañana sin dejar rastro. A medida que la investigación policial avanza las sospechas recaen sobre Nick. Sin embargo, Nick insiste en su inocencia. Es cierto que se muestra extrañamente evasivo y frío, pero ¿es un asesino?
Con parsimonia alarmante, Gillian nos introduce en su mundo ficticio, allá en Missouri, con unos protagonistas que parecen no estar pasando su mejor momento: Nick, el joven marido que ha perdido su trabajo, su adorado trabajo como periodista; Amy, la asombrosa, la niña rica que se ha casado por amor con Nick pero que ha visto como su vida se ha reducido a estar encerrada en casa, en un pueblucho del sur de EEUU mientras su cuenta corriente en el banco grita en números rojos. Ninguno de los dos está contento con sus vidas, ni siquiera con su joven matrimonio, que apenas cumple cinco años de casados. Pero el mismo día de su quinto aniversario, Amy desaparece dejando tras de sí una posible escena del crimen y un solo posible sospechoso: Nick.
La narración transcurre en primera persona y se alterna entre el relato de Nick, nuestro protagonista, y el diario de la desaparecida Amy, donde conoceremos detalles escabrosos de su relación matrimonial. Con un ritmo pausado y bastante lento, comenzamos la historia y empezamos a conocer a nuestros protagonistas, sus aspiraciones y sus temores… pero este ritmo tranquilo se va convirtiendo en una progresiva montaña rusa, que sube y sube y sube y estalla en unos acontecimientos finales que nos dejan casi sin aliento. No puedes parar, literalmente. A mí, llegó un momento en el que me enganchó tantísimo, que no podía parar de pensar en lo que estaba ocurriendo. Por poneros un ejemplo: estaba barriendo la cocina y en mi cabeza no paraban de entrar y salir hipótesis de lo que le había ocurrido, de si Nick era o no inocente del asesinato, de si la vida de Amy era tan terrible como ella decía o no… Era un vicio, esa es la palabra correcta, un vicio de novela.
Si algo sabe hacer a la perfección Gillian Flynn es armar a sus personajes, de arriba a abajo y de adentro hacia afuera. Personajes sólidos, caracteres carismáticos, respuestas chispeantes y diálogos creíbles; un mundo entero recreado con tan solo unas cuantas descripciones, un mundo personal, el matrimonio de dos jóvenes que pasan una crisis. Ese universo tan complejo que son las relaciones humanas no fue un reto para Gillian Flynn, quien sin tener ni una sola incongruencia, recrea una trama que comienza a complicarse hacia la mitad de la novela, cuya distribución es tremendamente importante (está dividida en tres partes con títulos muy curiosos que contienen información muy significativa sobre la historia).
Si tuviera que criticarle algo a Gillian Flynn y a su ópera prima, sería ese final tan fuera de contexto. Sé que lo que sucede, algo sorprendente y en cierta forma, impredecible, va de la mano con todo lo que Gillian nos ha mostrado en su novela. Por lo tanto, ella es fiel y coherente a su historia. Sin embargo, no me dejó satisfecho su broche final, porque era imposible que yo hubiera escogido ese camino. Sé que es egoísta de mi parte, pero me había sentido tan atrapado por su historia, tan protagonista de su libro, que también quería tomar partido en el final. Y el final se aleja muy mucho de lo que yo considero una novela perfecta. No obstante, el batacazo no es ni mucho menos lo suficientemente poderoso para empobrecer el acabado final de Perdida, la cual, se ha convertido rápidamente en una de mis mejores lecturas de 2013.
Si tuviera que cerrar los ojos y jurar ante el dios de los Libreros, os diría sin tartamudear, que debéis leer esta novela por vosotros mismos. Mi único consejo: disfrutad sin prejuzgad. Si seguís este lema, os encantará esta novela. Por supuesto, si sois detractores de las novelas de género negro, alejaos de Perdida. Por el contrario, todos los demás, sois bienvenidos al universo de Gillian Flynn, a la que considero a partir de ya, una autora a tener muy en cuenta en mis futuras lecturas.
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Estudiante de letras y otaku apasionado. A parte de leer, jugar a videojuegos y ver películas, adora estudiar y enseñar japonés. Administra Mientras Lees desde hace tres años y su sueño es convertirse en librero. Podéis encontrarlo en su bitácora personal.