La reseña de esta tarde trata sobre un libro típico de verano. Es más, creo que lo recibí en esas fechas, cuando todavía estaba en plenas vacaciones de verano y necesitaba leer algo ligero y divertido. ¿Creéis que encontré lo que buscaba en Tengo tu número, la nueva novela de Sophie Kinsella?
TENGO TU NÚMERO, de Sophie Kinsella
Poppy Wyatt casi no se lo cree. ¡Nunca en la vida ha tenido tanta suerte! Pero, justo cuando está a punto de casarse con el maravilloso Magnus Tavish, su final feliz empieza a desmoronarse. No solamente ha perdido su valioso anillo de compromiso durante un simulacro de incendio en un hotel, sino que también le han robado el móvil. Aturdida, desesperada, mira alrededor suyo y ve un teléfono tirado en una papelera. "¡Perfecto, para mí!", piensa. "Ahora podré dejarles un número de móvil a los del hotel para me llamen cuando encuentren mi anillo." Bueno, casi perfecto, porque el propietario del teléfono no está muy de acuerdo. Quiere que se lo devuelva y tampoco le hace ninguna gracia que Poppy se lance a leer sus mensajes y a meterse en su vida personal.
En mi caso, lamentablemente, Tengo tu número ha resultado ser una novela entretenida, pero nada más que eso. No es el santo grial de la novela Chick Lit ni tampoco me ha dejado tan buen regusto literario como para repetir a Sophie Kinsella en una próxima lectura. Tengo tu número es una novela sencilla, sí, y también una novela a la que le sobran muchas páginas. Y cuando digo muchas, creedme, quiero decir demasiadas.
El argumento se centra en nuestra protagonista, Poppy, que es un desastre (como buena protagonista de novela chick lit). Ha perdido su anillo de compromiso –una valiosísima joya familiar– por andar prestándoselo a medio mundo (cosa muy lógica si lo pensamos bien, uno presta su anillo de compromiso a todas sus amigas…). En su alocada caza del tesoro le roban su teléfono móvil y tiene la suerte de encontrar otro teléfono abandonado dentro de una papelera y, ¡tachán! ese teléfono está conectado a un guapo e interesante ejecutivo que necesita con urgencia una secretaria o asistencia (ya sabéis, esos guapos interesantes que no saben hacerse la os con un canuto y necesitan a una mujer en minifalda todo el día detrás). ¿Digo Abracadabra pata de cabra o el truco ya se ha visto? Pues sí, el argumento sigue esa línea lógica que enrollará a nuestra protagonista con ese misterioso ejecutivo a través de un teléfono de empresa tirado a la basura. Con tono jovial y jocoso, nos enteraremos de todos los líos, los dimes y diretes de Poppy y todas sus mentiras para tapar que ha perdido un anillo importante y para justificar que necesita ansiosamente ese teléfono móvil como un ciego necesita a su perro guía.
Lo cierto es que todo el tiempo encontré que el argumento hacía aguas. Era muy inverosímil que un ejecutivo permitiera que una desconocida total se encargara de asuntos de la propia empresa. Me da igual que su secretaria hubiera desertado, ¿cuánto tarda en encontrar a otra? Yo, persona en su sano juicio, denunciaría la pérdida del móvil a la policía o, si me cae tan bien la “ladrona”, se lo regalaría pero igualmente le daría de baja del sistema. Empezando por ahí, la telaraña que nos ofrece Sophie Kinsella ya me parecía raída. Si a eso le añadimos unos personajes secundarios con los que no puedes conectar porque son tremendamente antipáticos y arrogantes (como toda la familia del prometido, prometido incluido) o unos personajes principales tan alocados e infantiles que no conseguían hacerme gracia, como la misma Poppy, el resultado final fue un tanto exasperante.
A pesar de que me entretuvo, de que me leí este libro bastante más rápido que otras novelas con menos páginas, lo cierto es que a Tengo tu número le sobran muchísimas hojas. La historia, tan sencilla como la que os he resumido, comienza a complicarse y empiezan a pasar cosas, y más cosas y más y más movidas, cada vez más enrevesadas. El lector queda con ojos como platos leyendo tanta parafernalia, y todo por un simple anillo y un móvil robado. Al final, lejos quedan esos sucesos y hasta la cosa se complica con conspiraciones y tramas empresariales de por medio. Todo con el mismo tono inverosímil de “hola, soy una chica que no conoces de nada pero me dejas husmear en tus temas de empresa”. Si a eso le sumamos las pesadas –no, pesadísimas- notas al pie de página, pues tenemos el paquete listo para enviar a papelera.
Sin embargo, si algo tengo que decir a favor de Sophie Kinsella o de esta novela es que me sentí identificado con Poppy y su peculiar manera de mandar correos electrónicos. Veréis, según los sectores empresariales, los emails deben ser lo más escuetos posibles y además, debéis de rayar en lo antipático. Nunca hay que dar las gracias, ¡nada de emoticonos, por dios! Y Si podéis congelar a vuestro destinatario con dos palabras, mejor que mejor. ¡Pues yo soy totalmente diferente! A mí, en cada correo que escribo, me nace poner la palabra “Gracias”, “Besos”, “Abrazos” (dan fe todos los profesionales con los que trato a diario por correo) y hablar tal cual hablo yo en la realidad. Soy una persona cercana, amable y amigable. ¡No tengo que parecer un ogro!
Aunque puede que Tengo tu número no haya sido mi novela veraniega favorita, lo cierto es que es una novela que se deja leer. Es sencilla, no tiene pretensiones y os entretendrá hasta el final. A veces me sentía picado por el argumento (ese al que tantos agujeros le encuentro) y quería saber qué iba a ocurrir. A veces tengo que admitir que sentía ternura por la relación principal y aunque sabía cómo iba a terminar, me alegré por ellos desde la lejanía. Sophie Kinsella no consiguió enamorarme, pero no por ello Tengo tu número es una novela desastrosa, para nada. Sólo que no esperéis más de lo que puede dar, tal y como me pasó a mí.
Podéis manteneros muy alejados de Tengo tu número si sois curtidos en el género romántico y buscáis una novela original que os sorprenda. Si queréis emocionaros con una historia de amor o buscáis un chick lit que se salga de las líneas preestablecidas por el género, en la nueva novela de Sophie Kinsella sólo encontraréis un poco más de lo mismo. Si por el contrario lo que buscáis es entretenimiento fácil, rápido, como el sexo sin compromiso, un entretenimiento que no haga preguntas, esta novela está hecha para vosotros. Si lo que deseáis en una novela es leer y desconectar, podéis echarle un ojo a Tengo tu número, sobre todo si os sentís vinculados a los teléfonos móviles, a los emails os gustará o si tendéis a perder reliquias familiares con asiduidad.
Escrito por Daichan
Daichan es un chico aficionado a la lectura desde que es joven, aunque confiesa haberse encontrado con serias dificultades para engancharse al bello arte de leer. Está estudiando Comercio Internacional y Psicología. Es el marido de Kanon y co-fundador de Mientras Lees.