Veinticuatro horas en la vida de una mujer llegó a mi poder de la manera más absurda posible. Iba yo paseando por una ciudad costera cuando de pronto, en un contenedor de papel, aparecieron varios libros en un contenedor de papel. Mi padre y yo fuimos a por ellos, y como a mí me sonaba el autor, Stefan Zweig, de la bloggosfera, pues allá que me lo agencié. Curioso, ¿verdad? Qué se le va a hacer, me pone mala que se tiren libros…
24 HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER, de Stefan Zweig
«¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquiera, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?»
Debo decir que me ha gustado mucho cómo escribe el autor. Sobre todo me ha conquistado un fragmento del principio en el que Zweig hace gala de toda su capacidad descriptiva para contarnos los pormenores de los jugadores de un casino, es algo muy especial que casi parece que está viéndose enfrente en lugar de estar leyendo.
Si no os llama la atención el libro, yo de verdad que recomiendo leer al menos ese fragmento, el de las manos: no tiene pérdida, en serio. Personalmente no es algo que me suele pasar (imaginar algo con toda la riqueza visual posible) así que podéis daros cuenta de mi grata sorpresa al ver todo lo que leía.
Sí que es verdad que he notado la trama del libro un poco escasa. Es como si el autor pusiera mucho empeño en descripciones y a la hora de narrar todo fuera maravilloso, pero luego la idea desbarra un poco. Esto sobre todo lo he notado al final, donde llega un momento en el que la historia pierde fuelle y dices “¿ya está, esto es todo?”. En las últimas páginas, más concretamente, me había esperado cualquier otra cosa, un desenlace algo más elaborado quizás pero he de decir que me decepcionó que el libro no terminara tan bien como iba.
Dado que es un libro muy pequeño, tampoco puedo decir demasiado, y es que casi casi no llega ni a las 100 páginas, pero os prometo que en tan poco espacio vamos a descubrir unos personajes muy interesantes que nos descubren una historia dura, increíblemente intensa pero con un final algo flojo. 24 horas (abreviemos, chicos) merece la pena en mi opinión. Aunque no puedo juzgarlo con otros libros del autor porque nunca le he probado, la verdad es que me ha dejado con ganas de más y ya le he echado el ojo a otras novelas como Carta de una desconocida.
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Sasy vive en Invernalia, al norte, tan al norte de España que casi toca el mar. Tiene dieciséis años y cuando era pequeña la castigaban sin leer, pero a ella le daba igual porque debajo del colchón tenía provisiones. Fanática de la fantasía y de la ciencia ficción, devora libros como si fueran pasteles de chocolate. Tiene un blog de literatura, Gecko Books, desde hace ya tres años en el cual vierte todas sus opiniones de los libros que lee.