Desgraciadamente, no fue sólo lo único que comenzó. También se produjo un fenómeno que continua en nuestros días: la microfísica sexista del poder. Esto quiere decir que el discurso que se dio desde los medios de comunicación es que las víctimas se habían buscado en parte su destino por salir solas por la noche, por hacer autoestop y por subirse en un coche con desconocidos.
En Microfísica sexista del poder (Editorial Virus), Nerea Barjola recoge conceptos filosóficos de Foucault o de Judith Butler y los aplica al discurso de los medios para fomentar el miedo en las adolescentes. Cuando se produjo el asesinato de Alcáser yo tenía la misma edad que esas chicas y recuerdo que a las adolescentes nos prohibieron estar hasta tarde en la calle, debíamos volver siempre acompañadas a casa, etc.
Esta cultura perniciosa sigue vigente en nuestros días, y los jueces siguen preguntando a las víctimas de una violación qué llevaban puesto ese día o si habían bebido mucho, intentando culpabilizarlas y eternizando esa caza de brujas.