Misión en París es la nueva novela basada en las aventuras del Capitán Alatriste que Arturo Pérez-Reverte por fin acaba de publicar, después de dejar pasar años (demasiados en mi opinión), desde el último episodio de la vida de este querido soldado al que muchos lectores seguimos desde sus inicios. Pero suele decirse que lo bueno se hace esperar y, desde luego, éste ha sido el caso, porque este libro es todo un regalo para los fans de este personaje del Siglo de Oro, que nos avanza un poco más en la historia del propio Alatriste, pero también en la de Iñigo Balboa, el otro protagonista y narrador de la mítica saga. ¡No queda sino leerlo!
Como el propio título nos hace sospechar, Misión en París nos traslada a la capital francesa para, junto a Alatriste, Iñigo, Quevedo y otros valientes camaradas, recibir una misteriosa misión ideada por el propio conde-duque de Olivares que tardaremos mucho en conocer, pero que presagia en todo momento muchos peligros, duelos de aceros, acción trepidante y aventuras. Bajo el mando del conde de Guadalmedina, nuestros amigos se reúnen en un arriesgado momento histórico en el que los hugonotes sufren el duro asedio por parte de Francia y el cardenal Richelieu, personaje tan influyente en la realidad como nos muestra Pérez-Reverte en esta ficción, y sobre el que gira parte importante de la trama de esta novela. Hasta que la misión oficial no da inicio, Misión en París no tiene desperdicio porque, además de mostrarnos a un Alatriste todavía más curtido, maltrecho y sabio que la última vez que lo vimos, también nos reencuentra con Iñigo (el joven que ya no lo es tanto), que ahora trabaja en el Correo Real del rey Felipe IV y que acaba en París precisamente como parte vital del cometido secreto que incumbe a su antiguo amo y sus compañeros. Desde las veladas que pasa departiendo junto al capitán, hasta su casual encuentro con la bellísima y peligrosa Angélica de Alquézar (sobrina del secretario real y menina de la reina de la que está perdidamente enamorado desde niño), Iñigo nos cautiva con sus memorias de todo lo vivido durante este turbulento episodio de su juventud y de la historia de Europa.
Pero lo mejor de toda esta obra es, sin duda para mí, cómo el autor consigue juntar a sus personajes, tan importantes en la literatura española, con otros eternamente asociados a la francesa: los mosqueteros de Dumas. Así, Pérez-Reverte aprovecha que todos estos personajes coexisten en el mismo momento temporal, para hacer cruzar más que palabras a españoles y franceses con el honor y caballerosidad que caracterizan tanto a los recreados por su mano como a los que diera vida el escritor francés. En Misión en París asistimos a un crossover maravilloso que le otorga muchos puntos a favor a un libro que, por otro lado, está a la altura de sus predecesores y a la calidad narrativa a la que el autor nos tiene acostumbrados.
Con el fin de esta novela todavía queda lugar para la esperanza porque, aunque ya se nos ha adelantado cómo terminará todo para nuestro valiente Capitán, parece que queda abierta la senda para más libros de Alatriste que esperemos que esta vez no se hagan tanto de rogar. ¡No queda sino esperar!