Reseña de "Monstruos rotos" de Lauren Beukes

Publicado el 25 noviembre 2020 por Rt

 Que nadie espere encontrar tranquilidad bajo esa portada bucólica que representa a un ciervo. Monstruos rotos (Editorial Siruela) es una novela negra, negrísima, que no sólo trata de un asesino despiadado y de una agente de policía a la que se la acaba el tiempo, sino que explora los abismos de la maldad humana y de la locura. 

La historia está ambientada en Detroit, la tumba del sueño americano. Grandes partes de la ciudad están abandonadas y las fábricas y los polígonos industriales han entrado en decadencia. Las Ocho Millas están desiertas. 

Allí se ha trasladado la detective de policía Gabriela Versado, dura y curtida en la labor de investigación. Pero cuando aparece el torso de un chico pegado a un ciervo, sabrán que no están ante un caso de homicidio normal. Para colmo de males, su hija ha elegido este momento para rebelarse y para decidir que estaría mejor viviendo en otro estado con su padre. 

Monstruos Rotos no inventa la rueda, que quede claro. El personaje de la detective de policía dura, pasada de todo, harta de la maldad humana, fría e insensible lleva muchos años en la literatura. Lo hemos visto con Petra Delicado, con Bruna Husky e incluso con Elena Blanco. Pero el tema de la maldad absoluta jamás pasa de moda. Y es más, Lauren Beukes consigue darle otra vuelta de tuerca e internarse en otros géneros. 


            You better lose yourself in the music, the moment

Y no sólo eso, Detroit, con su encanto decadente aparece en la novela como un personaje más. Jonno acaba de mudarse a Detroit y busca relanzar su carrera como artista. Allí entrará en contacto con una DJ que le descubrirá el mundo clandestino de las fiestas en las fábricas abandonadas, el mundo del grafitti y las exposiciones de arte colectivas y extrañas, en las que se muestra un arte sin tapujos, demostrando que Detroit es más que Eminem.

Uno de los abanderados de esta corriente extraña es Clayton, un artista que no termina de encontrar su forma de expresarse. Hasta que por fin Detroit le inspira, a pesar de que tiene un precio muy alto. 

Un muy buen libro, que en ocasiones me ha recordado a True Detective y a sus reflexiones sobre la maldad humana y sobre la necesidad de expiar nuestros pecados para poder seguir adelante. Podéis leer un framento del libro aquí