Margaret Atwood es una de nuestras autoras preferidas. En el blog hemos hablado de El cuento de la criada (reseña aquí) y de Penélope y las doce criadas (reseña aquí).
Pero aparte de escribir una dolorosa distopía que tiene muchos tintes de realidad y de reinterpretar un mito clásico, la autora también tiene en su haber colecciones de relatos, como es el caso de estos Nueve cuentos Malvados (Editorial Salamandra). Son cuentos retorcidos, en los que la autora canadiense aplica su afilada inteligencia para hablarnos del mundo de la escritura, de las relaciones humanas y de las cosas que se suponían que iban a ser para siempre.
Los tres primeros de hecho, están relacionados entre sí. Nos cuenta la historia de una escritora de literatura fantástica que sobrevive a la peor noche del invierno dejándose guiar por la voz de su difunto marido. Los siguientes contarán cómo llegó a la construcción de ese mundo, llamado Alphinlandia. Exparejas y amigos están muy relacionados con la creación y con la creadora, sobre todo desde que una chica universitaria sin ingresos se convirtió en una escritora millonaria.Constance, que así se llama la escritora, sufrirá las críticas de Gavin, su ex, un poeta en ciernes que piensa que ella no escribe en serio, por mucho que gracias a su trabajo paguen las facturas. Con el tiempo se verá cómo terminan los dos. Una de las principales ideas a las que se aferra Atwood en este libro es la defensa de la literatura popular, de mero entretenimiento, tan denostada en nuestros días en los que todo tiene que servir a un propósito estilístico más elevado.
Pero también hay hay otros temas, como la crírica al mundo editorial, a lo que es "literatura de verdad" y "basura", de la obsesión de nuestras sociedades por permanecer jóvenes y marginar a los ancianos en residencias donde pasan sus últimos días sin que apenas les veamos, etc. La propia autora mezcla temas y criaturas varias y reconoce la influencia de los cuentos de hadas populares en su literatura.
La mirada perspicaz y nada complaciente de Atwood se plasma en estos relatos que, aunque pueden tocar temas de moda, lo hacen de una manera poco predecible y alejada del sermón aleccionador.
Asimismo, encontramos niñas que son producto de extrañas mutaciones, subastas de trasteros donde uno puede encontrar de todo, cruceros en busca de exvacaiones geológicas en los que el destino hace extraños compañeros, escritores que se dejan llevar por la avaricia cuando aún no son nada y se encuentran más adelante con tratos inhumanos, ancianos que viven en un mundo propio a causa de su demencia mientras la realidad demuestra que no es mucho mejor, etc.
Una mirada lúcida y muy interesante a un mundo que cada día nos parece más irreal. Una de esas obras que da que pensar.