Oryx y Crake es el inicio de la trilogía MaddAddam, un libro de Margaret Atwood que vuelve a explorar una sociedad distópica, pero esta vez muy distinta a lo que vimos en El cuento de la criada. Como sólo había disfrutado de esta autora con su célebre historia sobre Gilead, era hora de expandir mis conocimientos acerca de su obra, y esta novela me pareció perfecta tras haber leído su sinopsis y alguna que otra reseña. En Oryx y Crake el mundo tal y como lo conocíamos llega a su fin, pero todavía queda un superviviente para recordarlo y contarnos qué es lo que pasó. Interesante, ¿no?
La fórmula de las historias postapocalípticas, lejos de aburrir, está más en auge que nunca. Parece mentira que esto siga funcionando tras tantos años de recibir su bombardeo continuo desde la literatura, el cine, las series y hasta los videojuegos, pero no parecemos cansarnos de acercarnos a estos relatos, por espeluznantes o deprimentes que sean (y eso que ya sabemos lo que es una pandemia mundial en toda regla, con sus peligros, restricciones, etc.). Por el contrario, aquí seguimos, cogiendo con ganas distopías como la de Atwood, con más de dos décadas a sus espaldas. Eso es que nos va la marcha.
Oryx y Crake está protagonizado por “Hombre de las nieves” la única persona que, al parecer, sobrevivió a alguna catástrofe que tuvo toda la pinta de venir provocada por la mano del hombre. Únicamente acompañado por extraños animales híbridos, que los avances en tecnología y manipulación genética de las últimas eras habían permitido, así como de otros seres diseñados con forma humanoide, pero de una genética “mejorada”, este singular hombre pasa los días bordeando la locura, malviviendo en precarias circunstancias y recordando… A través de estos recuerdos, podremos desbloquear las vivencias de Jimmy, el niño que una vez fue y que creció en una sociedad con clases sociales completamente separadas unas de otras, y en la cual la élite la formaban los ingenieros y científicos que trabajaban desarrollando avances casi imposibles y, prácticamente, jugando a ser Dios. En esta sociedad en la que los gobiernos parecen haber desaparecido y son las grandes multinacionales las que manejan los hilos, no es difícil entender que todo sea considerado un bien de consumo, y que el propio Jimmy aprenda a acallar sus propios dilemas morales y acabe convirtiéndose en un ser frío y egoísta, hasta el punto de aceptar las barbaridades que lleva a cabo la compañía que lidera de adulto Crake, su mejor amigo. Recuerdo tras recuerdo, sabremos finalmente qué salió mal, el precio que pagó la humanidad y la deuda que ha recaído en el propio Jimmy. Totalmente aislado, y considerado por los llamados crakers como una especie de profeta, Hombre de las nieves se ha convertido en un ser patético, incapaz de dejar de aferrarse al pasado y a un paso de perder la poca cordura que le queda. Aunque, ¿quién iba a reprocharle esto en tales circunstancias?
Además de tener un tono bastante satírico todo el tiempo, Oryx y Crake es una crítica al capitalismo salvaje, al tráfico de personas, la esclavitud, el egocentrismo del ser humano, el consumo desmesurado, las crueles prácticas animales, el individualismo y un largo etcétera, con referencias que perfectamente podrían encontrarse en nuestra sociedad actual, tan llena de amenazas a las que no queremos mirar. Aterrador, como mínimo.
Pero esta es sólo la primera cara del tríptico que Atwood nos ofrece en MaddAddam y, por supuesto, yo me he quedado con ganas de más. No sólo porque quiero completar la trama, sino porque me ha gustado mucho el desarrollo de esta historia que tiene todo el rato un halo de fatalidad, con personajes muy peculiares y dramáticos como el propio Jimmy u Oryx (su verdadero único amor), y por todos los temas que la autora analiza de una manera brillante y que te invito a descubrir cuando tengas la oportunidad.
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