Roma soy yo es el nuevo y esperadísimo libro de Santiago Posteguillo, un autor especializado en novela histórica que, por fin, toma la figura de Julio César como protagonista de una de las épocas más importantes del Imperio romano. El que parece ser el primer volumen de una saga de al menos 6 volúmenes, se centra en la vida del famoso César durante su infancia y juventud, iniciándose el libro con los susurros de una madre que recuerda a Julio bebé la magnitud de sus orígenes, al proceder de una antigua familia patricia que desciende del héroe Eneas y la diosa Venus. Con tales “canciones” de cuna, a Julio César no le queda otra que grabar su nombre a fuego para la posteridad. Pero no será nada fácil…
Lo más característico de Roma soy yo es que el autor va narrando diferentes acontecimientos, sobre todo bélicos y políticos que tuvieron lugar incluso antes de que nuestro protagonista naciera, usando la táctica del recuerdo de los diferentes personajes implicados. Tirando de este hilo y remontándose poco a poco años atrás, se van componiendo las circunstancias que llevan a un joven César de 23 años a acusar en un juicio a Dolabela, senador corrupto y brazo derecho del dictador Sila, lo cual constituye la principal trama de esta obra y la excusa para el resto de relatos y subtramas que se van presentando. Así, por ejemplo, cuando Julio César niño recibe lecciones de su tío Cayo Mario, un grandioso militar y político de Roma, el propio Cayo Mario recuerda su épica batalla contra los germanos en Aquae Sextiae. En este recuerdo, Posteguillo nos introduce prácticamente otra novela, repleta de personajes, tácticas, estrategias, derrotas y… triunfos.
Pero la historia vuelve continuamente a Julio César y su experiencia vital. Además de su implicación en el juicio contra Dolabela, o sus primeras batallas, se repasan otros acontecimientos relevantes de carácter más familiar como su relación con su astuta madre, el fallecimiento de su padre o su matrimonio con Cornelia. El joven César parece estar siempre en el punto de mira de los más poderosos, y en varias ocasiones debe escapar de la tiranía de Sila y de la maldad de Dolabela. Posteguillo aprovecha que Roma soy yo profundiza en los primeros años de vida de César para presentarnos un personaje muy humano lleno de miedos e inseguridades, al que otros niños dan una paliza, que se enfrenta aterrado a su primera guerra, que se esconde del brazo ejecutor de un dictador, o que es acorralado en un juicio. Pero también se va esbozando el carácter astuto, despierto y estratega de este hombre, haciendo entender al lector las dificultades que tuvo que atravesar y, a su vez, las virtudes que lo llevaron a convertirse en uno de los personajes más importantes de la historia.
En este libro, especialmente, además de aprender mucho sobre la época romana retratada (política, sociedad, etc.) he disfrutado mucho conociendo el origen etimológico de varias palabras y expresiones que han llegado a nuestros días. Así, el autor nos enseña de dónde viene, por ejemplo, la construcción “sonrisa sardónica” o la palabra “cereza”, entre otras muchas.
Roma soy yo acaba cuando apenas ha comenzado lo bueno, dejando a César a las puertas de iniciar su gran carrera, aclamado por el pueblo llano por tener la valentía de enfrentarse a la corrupción dentro del propio seno de Roma, y dejándonos con la miel en los labios. Pero Posteguillo hace bien en dedicar a Julio César tiempo y muchas páginas, y ya espero impaciente la segunda parte de esta saga, que promete regalarnos muy buenos momentos a los amantes de la novela histórica.