Tóxikas (Cazador de Ratas) es un libro de relatos, pero también puede ser una novela, ya que todos los cuentos tienen una protagonista común, María Posa y un lugar común, el Mercado Central. Este sitio es un mercado como los de toda la vida, con sus puestos extraños y fascinantes: puestos de especias, de casquería, pescaderías con toda clase de mariscos, etc. Estos mercados han caído en desgracia hoy en día, pero siguen perviviendo en nuestras vidas con su estructura monumental y en algunos casos, se han gentrificado con gastrobares y cursos de cocina.
La carne como sexo está sobrevalorada por las iglesias de las religiones monoteístas patriarcales, y lo peor es que funciona como trampa en todas las sociedades, incluidas las modernas, siempre en detrimento de la libertad de la mujer y de su deseo.
A este lugar acude diariamente la protagonista, que es flexivegetariana y que de vez en cuando se da algún capricho de carne. Pero descubre que la carne cada vez procede de especies más exóticas, al igual que los huevos (los hay hasta de cisne), y que se consumen otra clase de proteínas en forma de bichos. No se trata de un libro de terror, sino que ha sido calificado de gótico costumbrista. Es un libro realista con un tono inquietante, en el que las fronteras entre lo imaginario y lo auténtico se difuminan.
Con la excusa de la comida, Pilar Pedraza despliega en torno a este personaje recuerdos de la infancia, del hambre de la posguerra y de los veranos en el pueblo. También reflexiona sobre la trascendencia del espíritu y de las cosas que puede albergar nuestro cuerpo con su profesora de hatha yoga (del centro Mystic Topaz, un homenaje de la autora a su propia obra) o sobre las extravagancias de la muerte.
Además, la edición de este libro es una auténtica delicia. Siempre apetece volver a esta escritora, con su estilo único y personal y sus temas poliédricos que analizan con ironía el lado más inquietante de nuestra sociedad.