Título: Deja cantar a la muerte
Autor: Sandra Andrés Belenguer
Nº páginas: 336
Editorial: Cross Books
Encuadernación: Rústica
Fecha de publicación: 2019
Género: Juvenil / Retelling
Tras la muerte de sus padres, su gran apoyo, Christine se siente incapaz de luchar por su sueño: la música. Solo se siente libre durante las excursiones secretas que realiza con unos amigos a los subterráneos de París... En ese universo, alguien la ha oído cantar: un ser oculto tras una máscara, repudiado por todos, quien, impulsado por su voz y el deseo de romper su soledad, le ayudará desde las sombras a vencer sus miedos.
Deja cantar a la muerte es un retelling del clásico El fantasma de la ópera, de Gaston Leroux, un libro que no he leído, pero que gracias a esta historia estoy deseando leer. Este libro cuenta la historia de Chtistine, una chica que se encuentra muy perdida, se siente sola, llena de inseguridades y traumas que la sumergen en una oscuridad de la que es incapaz de salir. Christine está estudiando en una escuela de artes, ya que es lo que sus padres siempre quisieron, pero no se siente con fuerzas de seguir adelante, no se ve capaz de cumplir con el sueño de sus progenitores, y eso solo consigue hundirla aún más. En la historia veremos su evolución, su relación con las famosas catacumbas parisinas y la acompañaremos con sus primeros romances.
La oscuridad, la tristeza y la melancolía son conceptos muy presentes en esta historia, pero lejos de ser dramática (bueno, un poquito de drama sí que hay), la trama y la evolución de los personajes resultan inspiradores en cierto modo. Se puede oler ese aire fúnebre mientras recorres sus páginas, que además queda estupendamente estilizado con la prosa de Sandra, que sin duda es una artista que os cautivará con sus reflexiones y con esa manera tan íntima de narrar la historia. Creo que esto es lo que más me ha cautivado de todos los aspectos que componen el libro. Hay pasajes tan bonitos, que os pondrán los pelos de punta y sentiréis que realmente estáis en el mundo de Christine, rodeados de música y arte, todo esto ambientado en las preciosas calles de París.
Erik es nuestro fantasma de la ópera y os hará suspirar con su inteligencia, con su sensibilidad, con su historia. Además, creo que es un personaje al que la autora a sabido sacarle muy buen partido, aprovechando la oscuridad y el misterio que emerge de él y transmitiéndolo en su narración, atrapándonos en sus páginas, haciéndonos sentir el mismo magnetismo que generaba en Christine.
Sin duda ha sido una lectura muy amena, llena de expectación y música.