Diez misterios, un hotel y un thriller que no te suelta
Comencé Delito, el primer libro de la trilogía, gracias a la recomendación de la Biblioteca Municipal de Almoradí y, sin haber leído nada antes de Carme Chaparro, su inicio me dejó completamente sorprendido. Diez personas se arrojan al vacío simultáneamente desde un hotel céntrico de Madrid, una escena que funciona como un gancho perfecto, atrapando desde la primera página y planteando un sinfín de preguntas. La autora demuestra desde el principio su capacidad para enganchar al lector: trama creativa, capítulos cortos, ritmo ágil y un estilo directo que invita a continuar con “uno más”.
Santi, el forense protagonista, es un personaje potente y carismático, con un alter ego llamado Delito que añade un matiz distinto y arriesgado a la narrativa. Iluminada aporta dinamismo y frescura, y Chiqui, aunque también resulta atractivo y sirve como alivio cómico, me costó entender su aparición e inclusión en la historia, ya que en mi opinión no se integró con fluidez en la trama principal. El cuarteto principal funciona en conjunto, y la autora no teme abordar temas delicados y de actualidad, como la violencia en medicina, la fragilidad del sistema sanitario, la salud mental, la donación de órganos, el tráfico ilegal, la privacidad, la vulnerabilidad tecnológica o la culpa que arrastramos sin querer. Este enfoque aporta profundidad y dimensión a un thriller que, más allá del misterio, invita a reflexionar.
Además, una de las virtudes más destacables de Carme Chaparro en Delito es cómo logra trasladar a la narrativa su experiencia como periodista y presentadora de informativos. La autora demuestra un gran acierto al incorporar ese rigor propio del periodismo de investigación. Es decir, cada pista, cada giro de la trama y cada desarrollo de personaje parecen trabajados con la precisión y el cuidado de quien busca ofrecer una noticia veraz, documentada y sólida. Esta habilidad se refleja en la construcción de los hechos y en la forma en que se desvelan los misterios, generando una sensación de autenticidad y credibilidad que refuerza el suspense y mantiene al lector atento, como si asistiera a un reportaje bien elaborado donde cada detalle cuenta.
Ahora bien, la novela tiene puntos débiles. A partir de la mitad, la historia depende demasiado de casualidades y algunos giros se sienten forzados. Varios personajes secundarios se perciben poco creíbles, mientras que algunas subtramas dispersan la fuerza de la trama principal y la ralentiza. El desenlace, aunque resuelve la mayoría de los misterios y algunos de ellos impactan, deja la sensación de que las motivaciones de ciertos personajes no alcanzan la fuerza de un inicio tan potente como el de esta novela.
Aun así, Delito, publicada por Espasa, cumple como lectura entretenida y adictiva. Su prosa fluida, capítulos cortos y ritmo constante mantienen el interés hasta el final, logrando que el lector avance casi sin darse cuenta. Aunque no es el thriller perfecto ni el más sorprendente del año, demuestra que Carme Chaparro domina los elementos esenciales del género: suspense sostenido, personajes memorables y una estructura que invita a la lectura continua. Personalmente, me ha entretenido y despertado curiosidad por seguir explorando las obras de la autora. Delito logra, al mismo tiempo, entretener, provocar reflexión sobre temas actuales y mantener un ritmo que hace difícil dejar de leer, incluso cuando algunos aspectos de la trama resultan previsibles o poco verosímiles. En definitiva, es un thriller que cumple con lo prometido y que, pese a sus posibles mejoras, deja con ganas de continuar descubriendo la narrativa de Carme Chaparro, como es el caso de Castigo.