Soy un romántico empedernido, debo admitirlo. Pero me gustan las historias de amor con sustancia, con chicha, no los insta-love que nos encontramos casi a diario en historias de amor juvenil, y por eso hoy os vengo a recomendar esta historia, una historia de amor que tal vez no querréis olvidar una vez la conozcáis. ¡Vamos allá!
DOS HOMBRES Y UN NIÑO, de T.J. Klune
Tres años atrás la madre de Bear McKenna desapareció sin dejar rastro con su nuevo novio, obligando a Bear a hacerse cargo de Tyson, su hermano de seis años. Han salido adelante como han podido, pero debido a su dedicación exclusiva a Tyson, Bear apenas tiene oportunidad de disfrutar de la vida. Hasta que Otter vuelve a la ciudad. Otter es el hermano mayor del mejor amigo de Bear y, como han hecho durante toda su vida, ambos chocan entre sí de formas que ninguno de los dos se esperaba. Sin embargo, esta vez no hay escapatoria a la intensidad de la emoción que existe entre ellos. Bear sigue creyendo que su sitio es el de tutor de Tyson, pero no puede evitar pensar que tal vez la vida le tiene reservado algo... o alguien más.
“Dos hombres y un niño es una preciosa novela de amor que arranca las fronteras de cuajo y que nos acerca a una realidad más palpable de una pareja que se quiere pero que tiene que luchar contra los propios prejuicios internos que cada uno guarda en su interior”Derrick (alias Bear) McKenna acaba de recibir una carta de su madre en la que se despide de él y de su hermano pequeño, Tyson. Quiere cambiar de aires con su nuevo novio y se va a vivir una nueva vida, lejos de lo que hasta ahora era su familia. Bear no sale del estupor hasta que cae en la cuenta de que, si su madre los abandona, él tendrá que hacerse cargo de Ty, su hermano pequeño. Ni corto ni perezoso, a pesar de ser sólo un adolescente, se hace del poder legal de Tyson y se convierte en su tutor. Con los años, Bear y Ty –alias El chico- serán como uña y carne, incapaz de separarse ni para ir al baño. Sin embargo, la vuelta de Oliver –alias Otter- el hermano mayor de Creed, el mejor amigo de Bear, hará que toda la vida que Bear y El chico mantenían, se estremezca y se ponga patas arriba.
Un secreto. Todo el mundo tiene algún secreto guardado. Bear y Otter tienen uno bien guardado, y es que a pesar de haber sido muy buenos amigos y tener una relación especial que los une desde que son prácticamente unos niños (aunque Otter tiene 8 años mas que Bear), ese secreto amenaza con romper para siempre la amistad que mantienen desde hace tanto. Es ese secreto lo que nos mantendrá pegados al libro desde que empieza hasta que acaba. ¿Y sabéis bien por qué, verdad? Otter ama en secreto a Bear, desde hace muchísimos años. Y Bear no es capaz de aceptar esos sentimientos, “porque él no es así”, se dice. Todo el mundo sabe que Otter es abiertamente gay y siempre ha llevado su vida con total naturalidad, pero Bear no es capaz de quitarse de la cabeza ese sentimiento descontrolado que quiere escaparse de su pecho e ir corriendo hacia Otter, vivir en libertad tal y como él lo hace.
Es así como asistimos a una historia de amor entre Otter y Bear, donde se mezclan no sólo los sentimientos, sino también la valentía, la aceptación de uno mismo, el autodescubrimiento, el sexo y la amistad. Entre toda esta vorágine de emociones que encandilará al lector, se encuentra un niño casi huérfano que tiene una madurez superior a la media (incluso superior a la de su hermano mayor). El chico, o Ty, como prefiráis llamarlo, es un punto clave en la novela y también en la relación entre Otter y Bear. Con ironía fina y con comentarios certeros sobre ser fiel a uno mismo, El chico pondrá los puntos sobre las íes en toda la confusión que vive su hermano mayor. ¡Qué fuerte que tu hermano pequeño sea capaz de ordenarte tu vida sentimental en un pestañeo!
Y esto es “Dos hombres y un niño”. Una novela costumbrista, donde pasaremos todo el rato en un pueblito de mala muerte de EEUU junto a un grupo de chicos jóvenes, grandes amigos, que tratan de salir de los problemas cotidianos (véase llegar a final de mes y sacarse las castañas del fuego), sumado a ser los padres de un niño especial que conmueve a todo el mundo con su madurez. La magia del libro reside en ser testigo de cómo dos personas de ese grupo de amigos inseparables se enamora perdidamente, a pesar del qué dirán, a pesar de los peligros que la sociedad representa.
“Es así como asistimos a una historia de amor entre Otter y Bear, donde se mezclan no sólo los sentimientos, sino también la valentía, la aceptación de uno mismo, el autodescubrimiento, el sexo y la amistad."Decir que este libro es un novelón es cuestionable, porque no lo es. Pero sí que es una novela que engancha, que consigue vincularnos con los personajes, que consigue que te zampes 200 páginas en una noche, obsesionado con las carantoñas a escondidas de Otter y Bear, pendiente de la evolución de ambos personajes, riéndote con las verdaderas bestialidades que dice Creed (el mejor amigo de Bear y el hermano menor de Otter), totalmente ajeno a la relación sentimental que está manteniendo su hermano con su mejor amigo, o sintiendo un nudo en la garganta cada vez que Bear tiene que mentir a su novia, Anna, que no parece sospechar que su novio cada vez está más colado por otro hombre.
Fue un placer descubrir esta novela y poder devorarla. Todavía estoy recordando todos los momentos dulces, los momentos graciosos y hasta los momentos excitantes que han pasado Otter y Bear. Casi los conozco. Son personajes que te absorben, que están muy bien construidos y que te dan cariño y tú, a cambio, les das vida en tu imaginación. Es una experiencia realmente gratificante que hacía tiempo que no encontraba. Además, las escenas de sexo, sin caer en grandes descripciones eróticas de los actos, son bastante excitantes y originales (nunca olvidaré la primera vez de ambos, fue genial, la verdad). Se nota bastante que el autor es hombre, algo que llevo criticando desde hace muchos años de la mayoría de las novelas LGTB escritas por mujeres: no tienen ni idea de lo que se siente y se nota, además de que repiten patrones heterosexistas, siempre (el mal llamado complejo de uke-seme/pasivo-activo). Además, no hay que olvidar la lanza a favor de las familias homoparentales que ha dejado caer el autor con la novela, un gesto precioso y necesario.
Entre los puntos negativos diría que hay un elemento “fantástico”, no en el sentido de magia o seres sobrenaturales, pero sí de irrealidad o inverisimilitud en las reacciones de los otros personajes. Que todo sea tan bonito y tan rosa, tan happyfriendly no termina de convencerme, podéis llamarme catastrofista si queréis. También hay un elemento que aparece casi al final de la novela que podría haberse ahorrado del todo, ya que queda en el aire, totalmente inacabado y te preguntas si al autor se le olvidó esa nueva problemática que abrió y la abandonó por descuido. También puede ser que haya querido reservar el desenlace de ese acontecimiento para la segunda parte de “Dos hombres y un niño”, libro que no está publicado en español, por cierto (¡por favor, Ediciones B, traedlo!).
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Dos hombres y un niño es una preciosa novela de amor que arranca las fronteras de cuajo y que nos acerca a una realidad más palpable de una pareja que se quiere pero que tiene que luchar contra los propios prejuicios internos que cada uno guarda en su interior. Una verdadera historia de superación personal, un grito a favor de la diversidad, de la felicidad y la tolerancia. ¡Una novela que te sube el ánimo hasta la punta del Everest!
Escrito por Daichan
Daichan es un chico aficionado a la lectura desde que es joven, aunque confiesa haberse encontrado con serias dificultades para engancharse al bello arte de leer. Está estudiando Comercio Internacional y Psicología. Es el marido de Kanon y co-fundador de Mientras Lees.