En contraposición nos va contando su vida actual, llena de momentos rutinarios, pareciera que programados. Una vida en la que los días pasan pero nada le hace disfrutar, apasionarse, parece que todo lo da igual y siente que su vida no es lo que él deseaba realmente y que puede perder lo único que le importa. Es como un castillo de naipes que se construye sin solidez y es fácil que se derrumbe, y ante esa imagen se encuentra.Omite incluso su nombre cuando se presenta a otros personajes, supongo que para identificarnos más con él, sentir que nuestros pasos nos podrían llevar hacia el mismo lugar al que a él le han llevado sino cambiamos el rumbo. Así él decide dar un giro a su vida, el plan es recomenzar su vida, primero fue el bolígrafo de gel verde, el punto de inflexión, lo que provocó que se desencadenara una serie de acontecimientos, algo tan simple como el aleteo de una mariposa, que puede provocar efectos inesperados.Cuando la indiferencia se instala en una vida, todo pierde sabor, nada tiene sentido, haces las cosas por inercia sin implicarte realmente como si desde fuera estuvieras viendo tu vida pasar, y eso es lo que le ocurre a nuestro protagonista.La novela nos habla de calidad de vida, y eso te lo ofrece el tiempo: el tiempo libre que te queda después de hacer todo lo demás, y cómo y en qué empleas ese tiempo y que es lo que aporta a tu vida, lo que añade para hacerla más especial.Es una historia sencilla pero llena de pequeños detalles, de añoranza y sobre todo de segundas oportunidades que se pueden cruzar en tu camino. Lo disfrutarás o no dependiendo del grado de implicación que alcances con el protagonista y lo fácil que te resulte conectar con su historia.
Eloy Moreno juega con las palabras, sabe transmitir poesía con su prosa, se recrea en las sensaciones para contarnos su historia. Y esa es una de las partes que más me ha gustado, la forma que tiene de narrar la historia, como nos la transmite, jugando con las palabras.
Si quieres saber como un bolígrafo de gel verde puede trastocar una vida, deberás adentrarte en sus páginas y su protagonista te contará una historia.
“recuerdo que conseguimos reservar un asiento en la orilla de la rutina, en una de esas mesas en las que, con suerte, aún se puede encontrar un abrazo, un acariciar de manos o un rozar de miradas.”