El circo llega sin avisar. No viene precedido de ningún anuncio, no se cuelga cartel alguno en los postes o vallas publicitarias del centro, ni tampoco aparecen notas ni menciones en los periódicos locales. Sencillamente está ahí, en un sitio en el que ayer no había nada. Abre sólo de noche y no es un circo cualquiera? Le Cirque des Rêves, pues ése es su nombre, es en realidad el escenario de una feroz competición: un terrible duelo entre dos jóvenes magos, Celia y Marco, entrenados desde pequeños para este propósito; un desafío que sus entrenadores llevan preparando desde hace años. Lo que no saben, y pronto descubrirán, es que éste es un juego mortal en el que sólo puede haber un vencedor. Un precio muy alto para dos jóvenes que acaban de descubrir el amor, un amor mágico y profundo que ilumina todo lo que tocan. Pero la partida debe continuar, y Marco y Celia sólo podrán confiar en el destino.
Hector Bowen, más conocido como Próspero el Encantador, un famoso ilusionista de los de verdad, es sorprendido por su hija, de apenas 5 años, a la que no conocía, cuando su madre se suicida. Pero descubrirá que, al igual que él, Celia nos en una niña normal: posee un poder natural y mágico que muy pocos humanos pueden hacer.
Opinión personal (sin spoilers)
He vivido en Le Cirque des Rêves - he sido acróbata, ilusionista y vendedora de ranas de chocolate. He viajado con sus personajes. He descubierto carpas maravillosas. Y, ante todo, me he enamorado de la historia.
Nos encontramos ante un estilo muy diferente a lo que estamos acostrumbrados los lectores de literatura juvenil. Ahora, solemos decantarnos por libros de mucha acción, diálogo dinámico e historias que fluyan a grandes velocidades. Este libro es diferente, y aunque al principio pueda hacerse algo pesado al no estar tan acostumbrados, luego consigue mostrarte una variante distinta de la literatura juvenil. Hay muchísimo detalle en la historia, con largas descripciones e intensos diálogos. No se hace lento, pero tampoco va a una velocidad vertiginosa, aunque uno lo debora en cuestión de días. ¿Y por qué? Porque la forma de escribir de Erin te atrapa. Consigue presentarte un lugar que nunca habías conocido de la manera más precisa. Hablando también sobre el estilo, hay algo por lo que destaca El circo de la noche. No es una novela contada en un orden cronológico: vamos yendo y volviendo constantemente al pasado y al presente/futuro, como queramos verlo (en cada capítulo se nos dice el lugar y el año en el que se sitúa la historia), combinado con algunos capítuos sueltos escritos en segunda persona: tú eres el que visita el circo. Puede confundir un poquito al principio; hay muchos cambios en el tiempo, pero el libro pronto te atrapa, y pronto le cojes el truco.
Y también están los escenarios, increíbles como ninguno. El circo está compuesto por "grupos de carpas que parecen pirámides, algunas grandes y otras bastante pequeñas. Las carpas están unidas por senderos circulares y rodeadas por una valla circular. Como un buclé infinito" (palabras textuales del mayor revêur, o soñador, que amaba al circo, además de haberle aportado algo muy importante...) Cada y una de estas carpas esconde distintos espectáculos, secretos y paisajes de ensueño: podemos encontrarnos con espectáculos de ilusionismo, hasta jardines de hielo, pasando por salas de espejos mágicos.
Es un libro autoconclusivo (¡aleluya!), aunque en el encuentro bloguero que se llevó ayer a cabo en Madrid -sí, sí, pronto crónica- rogamos a la autora que hiciese almenos una precuela (para saber un poco sobre el pasado). Aunque no esté trabajando en ella, le pareció una buena idea. Va a ser un libro que va a dar mucho que hablar, de eso no tengo ninguna duda. El final es también impresionante, y deja al lector alucinado. Incluso los más deductivos no se pueden imaginar esto, os lo aseguro.
Lo único malo que le he visto al libro ha sido una parte de la traducción: he encontrado varios laismos, y algún que otro error (pero muy, muy pocos), aunque todo lo demás está bien.
Nota final:
El circo de la noche
Erin Morgenstern
Planeta Internacional
Gracias a la editorial por el envío (¡y esa preciosa carpa!)