Debido a los procesos de desamortización iniciados por el propio rey y su mano derecha Thomas Cromwell, los monasterios y su continuación penden de un hilo, si a eso le unimos un escándalo de tal magnitud el futuro pinta más bien negro para los monjes que habitan en el monasterio de San Donato.Matthew llega al monasterio con su ayudante y secretario Mark Poer y lo que allí se encuentra es bastante inquietante, intrigas, robos, envidias y muchos conflictos en un lugar que debería ser paz y sosiego.Lo tendrán difícil para averiguar la verdad pero Matthew está convencido que seguirá cualquier pista, que no se detendrá ante nada ni nadie y que no cejará hasta encontrar al culpable.El escritor sabe unir la parte histórica y la narrativa presentando una época de Inglaterra llena de conflictos y luchas por repartirse las riquezas de la iglesia.Al protagonista lo vamos conociendo poco a poco, al principio también nos cuenta un poco de su pasado para situarnos y comprender más al personaje, igualmente veremos que debido a las situaciones por las que tiene que pasar habrá una gran evolución.La lectura es pausada pues el escritor añade descripciones y detalles para meterte en el contexto, eso sí manteniendo la intriga hasta el final, además habrá más de una sorpresa que sorprenderá al lector, aunque yo una de ellas la adiviné otra si que no me la esperaba.Triste la solución que se llevó a cabo y difícil ponerse de un lado o de otro pues en ambos la avaricia y las ganas de poder y riquezas llevaron a la sociedad hacia extremismos, donde solo unos pocos se vieron beneficiados y como siempre muchos salieron perjudicados.
“El gallo negro” una novela histórica con una gran dosis de intriga bien resuelta y entretenida que te ayudará a conocer un poco más ese momento histórico de la disolución de los monasterios en Inglaterra.
“La nieve seguía cayendo y cubriéndolo todo de blanco, amortiguando los ruidos y desdibujando las formas.”
“El deseo de riqueza y poder convierte a veces a los hombres en leones hambrientos que buscan algo para devorar.”“La niebla se estaba espesando. Envolvía los edificios, desdibujaba sus siluetas y formaba halos en torno a los tenues resplandores amarillos de las ventanas.”