Entrar en ti. Ofrecer mi alma en bandeja de plata. Deshacer los nudos de la vida compleja. Entrar, abrir cada una de las puertas. Dejarme las manos llenas de arañazos, llenas de la esencia de salvación. No quiero preguntar si se puede, nunca lo hice. Entrar, yo tan solo quiero entrar, para quedarme.
Antes de hablaros sobre las preciosas palabras de Abigatil, no puedo resistirme a hacer mención a la ilustración de la portada. Así que, mis mas sincera enhorabuena al ilustrador, Miguel Bueno Herrero; sin duda alguna voy a ir a ojear sobre él en google en cuanto termine la reseña. Creo que los colores no podían ser mas acertados, y el gesto del hada con las manos nos da una idea del contenido del libro.
Como he dicho, creo que el texto y la portada están muy bien complementados. Cosa de la que no te das cuenta hasta haber leído el contenido, obviamente. Pero una vez lo has terminado, lo cierras y contemplas de nuevo la ilustración te percatas de ese enlace.
Pero pasemos a los magnificos poemas. Para ser sincera no me esperaba que este libro fuera un poemario, pero ha sido una muy grata sorpresa. Se nota en cada verso, en cada linea, que la autora habla desde el corazón. No son poemas sacados de la imaginación, o al menos a mi no me lo parece; da la impresión de transmitir sentimientos propios. Y no solo eso, sino que, al menos en mi caso, me he sentido identificada en muchos de ellos.
Habla de sentimientos y emociones que cualquier chica de veinte o treinta años ha sentido, e incluso está sintiendo en este momento. Pero no solo hay romance y erotismo en sus palabras. También encontramos un ligero toque reivindicativo feminista que me ha encantado, ademas, ha sabido matizarlo con sutileza, lo cual se agradece.
El libro, con sus 80 páginas, se lee en apenas una horita. El ritmo va 'In cresccendo', es decir, empieza con poemas muy sencillos y poco a poco va aumentando la intensidad, la fuerza de contarnos lo que sin duda es una historia de amor; hacia alguien, pero también hacia ella misma. Terminando con una carta que ha estado al borde de hacer que me caiga alguna lágrimita.
Por último os voy a dejar uno de mis poemas favoritas. El cual hace una ligerísima referencia a una de mis ídolos, Frida Kahlo ¿adivináis cual?
Yo le quiero como se quiere al son después de 4 días de lluvia incesante, como se quieren los rayos calentando tu espalda en una terraza cualquiera.
Yo le quiero como se quiere ese momento de remanso en el sillón, escuchando tu canción favorita, con los ojos cerrados, sintiendo cada nota, cada latido.
Yo le quiero, le imagino viejito, calvo y feo y me da la risa tonta. Y es que yo le voy a querer siempre barrigón.