Mamed Casanova, un personaje semi desconocido en la historia de España en general, se nos presenta en esta obra como el último bandido romántico, él es El hijo de la ira.
Situado en los comienzos del Siglo XX, El hijo de la ira narra la vida de Mamed Casanova, alias Toribio, un delincuente de poca monta que operaba en Galicia, por la zona de Ortigueira, y que fascinó a los medios de la época por su rebeldía y su capacidad de fuga.
Ladrón, estafador, hijo de madre soltera por aquella época, su única ilusión era emigrar y volver a España cargado de billetes, como todos esos señoritos a los que tenía tanta envidia. pero cuando lo tenía todo planeado, un mal golpe que terminó en muerte hizo que sus sueños se desvanecieran.
Ambientado en una España (Galicia) negra, este relato basado en hechos reales nos muestra como eran las cosas en aquella época, la división de clases y el anhelo de un hombre por traspasar esas fronteras, aunque fuese infringiendo la ley. Personaje fascinante, a sus 22 años ya era extremadamente conocido.
Manolo López Poy es el firmante del guión, que se lee con soltura y al que, si hay que ponerle un pero, sería la falta de carga emotiva en algunas escenas, aunque por lo demás hace un trabajo bastante correcto. Los dibujos son de Miguel Fernández que dota a todo el relato de la atmósfera que necesita, en un blanco y negro puro, lleno de contrastes, que en algunas viñetas recuerda a Sequeiros.
Obra recomendable, que también tiene edición en gallego.