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Reseña El Laberinto de los Libros Secretos – Paolo Di Reda y Flavia Ermetes

Por Perdidas Entre Páginas @LasPerdidas

¿Qué pasa si os digo que en el mismo libro podéis leer a Jim Morrison, Chopin, Walewska o Nostradamus, entre muchos otros? ¿No encontráis la conexión? Pues vamos a ello…

Reseña El Laberinto de los Libros Secretos – Paolo Di Reda y Flavia Ermetes

Mientras la joven pintora norteamericana Jacqueline Morceau expone en París, presencia cómo un desconocido se quita la vida en el sagrario de Notre-Dame. Acusada de asesinato, perseguida por el comisario Genesse y guiada por extraños personajes —un vagabundo con olor a cerveza y jazmín, un caballero con un búho en el hombro, alguien casi ciego que parece conocer muchas cosas…—, Jacqueline recorrerá un laberinto que la llevará hasta los rincones más recónditos de París. ¿Qué misterio rodea las tumbas de los célebres personajes enterrados en el cementerio de Père Lachaise? ¿Qué une las almas de Jim Morrison, Chopin, Oscar Wilde, María Callas, Juliano el Apóstata, María Walewska, Allan Kardec, Catalina de Médicis y las oscuras profecías de Nostradamus? Un enigma preservado en dos libros antiguos y cuya única clave es precisamente Jacqueline.

Jacqueline nunca ha viajado París, pero cuando le proponen exponer sus cuadros en la ciudad del amor, no lo duda y se desplaza hasta allí. Mientras cena durante la noche blanca (esto no es importante, pero se supone que es 2001 y la primera noche blanca en París fue en 2002, sí, llamadme tiquismiquis) un hombre se le acerca y se clava un cuchillo, haciendo parecer así a la propia Jacqueline culpable ante todos los asistentes, por lo que nuestra protagonista decide huir hasta que todo se aclare. Durante su cautiverio se le aparecerá un vagabundo con un olor muy particular instándola a que visite un conocido cementerio. También conoceremos a otros personajes del pasado que van dándole forma al presente y al futuro.

Este no es un libro de personajes, es un libro de historias entrelazadas que van dando forma al guion que tejen Paoli Di Reda y Flavia Ermetes, y que culmina en la última página.

Bien escrito, técnicamente correcto, correctísimo diría. Pero a veces no solo hace falta técnica, pues la técnica se adquiere, la técnica se trabaja, la técnica llega tras años de esfuerzo y de perfección pero el sentimiento, el saber transmitir, el llegar a quien te lee, el conseguir que alguien se emocione con lo que tu haces no lo logra la técnica, lo logra el alma, viene de un lugar muy adentro que ni se trabaja, ni se aprende ni se practica. Y en esto me ha fallado la protagonista, no me ha transmitido, no ha llegado a hacerme ese “click” que hace que sienta empatía hacia ella, o que la odie, o que me haga sentir algo, la he visto correcta, técnicamente bien, pero no me ha llegado. Al principio pensé que se debía al hecho de que el libro está escrito por dos guionistas y tienden a contar hechos, no se detienen a explicar sentimientos interiores o reflexiones que hagan que llegues a conocer a la protagonista, a intuirla, pero quizá esto se debe a que lo importante de la historia no es Jacqueline, porque cuando nos adentramos en el pasado los autores hacen gala de saber contar, pero también de saber hacer sentir.

Una de las cosas que me ha chocado durante toda la lectura es la falta de escepticismo de los personajes. Jacqueline acepta todo al instante, sin pararse a pensar, sin dudar, sin buscar otro camino, sin ni siquiera plantearse otras opciones. La comisario encargada del caso es definida como escéptica, incluso fría, pero después sus actos no corresponden con su descripción.

No os confundáis ni me malinterpretéis a mi ni a la sinopsis, esta no es la historia de Jacqueline, ni siquiera de Jim, ni de Nostradamus, ni de nadie, esta es la historia de un libro –bueno, dos- que ha resistido el paso del tiempo y ha pasado por innumerables manos y que solo busca y persigue una cosa: liberar a los hombres, liberar a las almas de las falsas pretensiones sobre vida y muerte, religiones y guerras. Jacqueline es solo una actriz más de la historia, y a su personaje lo eclipsa el resto del reparto sin dificultad, contando con muchos más capítulos, más páginas, más fuerza y más sentimiento.

-Un dios que se contrapone a los demás cultos no puede crear amor entre las personas. Si nuestro dios entra en conflicto con el dios de los otros pueblos, ¿quién decide cuál es el verdadero? Y sobre todo, ¿cuál es la verdad?

Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en el libro es: Jim Morrison. Se come a la “protagonista” en todos los sentidos. Porque si Jacqueline peca de no transmitir, Jim, James, el poeta americano, transmite por los dos y por los que hagan falta.

Se detuvo para dar unas monedas a todos los músicos que se fue encontrando por el camino. Les dio todo el dinero que llevaba consigo, con la necesidad impelente de desnudarse de todo lo que poseía, para intentar llegar a algo esencial que todavía no conseguía captar.

Su condena, la más atroz, era tener el mundo a sus pies y no lograr alcanzar lo que amaba.

Si todo el libro hubiera estado narrado por Jacqueline, seguramente hubiera sido un libro mediocre, porque como ya os he dicho no está a la altura. Pero no os preocupéis que Jacqueline aparece poco, lo justo y necesario y en sus capítulos va al grano. Lo bueno del libro son los otros, el pasado. Ese Jim Morrison esclavo de un amor destructivo, ese Chopin con su corazón en Polonia y su cuerpo en París, ese Oscar Wilde atrapado en el espejo de un hotel con un papel pintado horroroso, esa María Callas esclava de su voz y del amor, esa Walewska con su corazón en un hombre que no solo la amaba a ella, esa Catalina de Médicis en eterno luto y deseosa de conocer el futuro, entre otros muchos, dan vida al libro.

El libro cuenta con capítulos cortos, extremadamente cortos, alternando un presente y un pasado que se reúnen en el cementerio de Père Lachaise. La lectura es ágil y vas pasando páginas sin darte ni cuenta.

Reseña El Laberinto de los Libros Secretos – Paolo Di Reda y Flavia Ermetes Durante toda la lectura he ido cambiando de opinión, al principio me parecía que estaba bien y punto, según avanzaban las páginas llegó a ser hasta de 4 (sobre todo en el capitulo 1 de la octava parte) pero después llegó el final, ese final, y no acabó de sorprenderme ni de emocionarme, así que se ha quedado con un más que aprobado por ese pasado tan bien tejido y contado.

Leer primer capitulo

¿Os llama la atención? ¿Pensáis leerlo? ¿Qué opinión os merece?

Estad atentos porque en breves, y gracias a Aldaiga, dos perdidos tendréis la oportunidad de llevaros un ejemplar a casita… ¡no digo más!

Maisha


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