La Alianza de Brujos Libres ha sido desmantelada y Nathan Byrn debe huir… una vez más. Dispersos, desmoralizados, asechados por los Cazadores del Consejo, sólo una nueva e inteligente estrategia podrá salvar a los rebeldes del exterminio total. La resistencia necesita desesperadamente del lado perdido del amuleto de Gabriel —artefacto antiguo de inconmensurable poder—, sólo con él tendrán oportunidad en la batalla que se avecina.0.5 El lado falso | 0.6 El lado real | 1. El lado oscuro | 2. El lado salvaje | 3. El lado perdido
Pero Ledger, la poderosa y solitaria guardiana del amuleto, tiene sus propios planes para el artefacto. Nathan deberá viajar al continente americano para intentar convencer a Ledger que, junto a sus Dones naturales, el amuleto tiene el poder suficiente para terminar, de una vez y para siempre, con la insensata guerra civil que ha mermado ya a brujos Blancos y Negros por tanto tiempo.
OPINIÓN:
Este libro me dejó bastante destrozado, no les voy a mentir, sufrí y lloré, ¿qué los hombres no lloran? ¡Por favor! Claro que lo hacemos, muy diferente es que lo hacemos solo cuando en verdad algo nos llega, como en este caso. Los lagrimones no paraban, y es que pocos libros me han hecho sentir lo que esta trilogía, y en específico este libro, me hicieron sentir; te hará llorar inconsolablemente y sonreír más de una vez. No son la maravilla, no voy a engrandecerlos más de lo que merecen, pero sin duda puedo decir que me encantaron y que el final fue un gran cierre que se me quedará grabado por muchísimo tiempo, sino es que por siempre. Libros como este y finales como este son los que valen la pena por sobre muchas cosas, sé que es subjetivo y que el final no es tan fuerte para todos, pero para mí sí lo fue y es por eso que se los cuento. No diré por qué, por supuesto que no, es algo con lo que cada lector se debe topar, y espero que se den la oportunidad de hacerlo, si aún no leen el primero los invito a comenzar este viaje que a muchos, como a mí, nos ha hecho disfrutar, aunque suframos, pero es un sufrimiento que vale totalmente la pena.
—No importa cuán grande sea su ejército si no puede herirme.De lo único que quiero hablar es de cómo me dolió este libro, de cómo me oprimió el corazón y me lo dejó devastado, pero hay más. Para quienes hayan leído los dos libros anteriores, comentarles que ya les falta poco, y que están cerca de un gran cierre que los dejará sin habla por mucho rato, un cierre esplendoroso con el que sufres, pero que no podía ser de otra manera. Green acertó al escribir este final, es claro que para muchos, como para mí, habría alternativas, alternativas que nos dejarían un poco más serenos o sin tanto sufrimiento, pero no, Sally Green escribió un final de trilogía que provoca multitud de sensaciones, un final aplastante y muy fuerte, pero también muy lindo y entrañable. Es indiscutible que para escribir un final así se necesita talento, y la autora lo tiene, no queda duda.
—La guerra hiere, Nathan. No sólo el cuerpo. Te lastima. Lastima a todos.
—¿Incluso a ti?
—Claro que incluso a mí. He asesinado. He visto morir a nuestros amigos. Casi te vi morir a ti y cada día me duele y... veo el dolor en ti.
Toda la novela resulta muy poética, desde la narrativa hasta el climax y el final. Es una ola aplastante de sensaciones buenas y malas, pero en general electrizantes.
—¿Sabes?, lo que he aprendido a lo largo de muchos, muchos años —espera a que yo levante la mirada y luego sonríe como si reconociera su aspecto tan joven— es que las cosas dan vueltas de todos modos. Nada, no importa lo malo o, tristemente, lo bueno que sea, dura para siempre. Todo es efímero. Incluidos nosotros.El desarrollo de este libro no es revoltoso ni muy complicado, en realidad es muy sencillo, solo son tres pasos: 1. Organización, 2. Infiltración y 3. Destrucción. En el tercer punto hay una palabra que mejor encaja, pero siento que esa palabra podría ser un spoiler, y mejor nos la ahorramos. No suceden muchas cosas, en cuanto a acción, pero las que suceden lo hacen de forma rápida y sin mucho detalle. Podría pensarse que entonces es un libro aburrido o sin verdadera construcción, pero nada que ver. Es un libro con un objetivo, y ese objetivo se cumple.
No resulta aburrido, ni pesado. La narrativa de Sally Green es espectacular. Este libro así como el anterior lo terminé en un día cada uno, más que nada por la pluma de la autora, pero por supuesto, también por la historia. La combinación de la escritura y la historia resulta muy especial, porque en conjunto logran novelas que valen la pena, que gustan y lo más importante, conquistan al lector. El lado perdido se lee rapidísimo, sin necesidad de tener acción por todos lados. La lectura es interesante, vemos más el aspecto mágico de Nathan y del mundo mágico en general, nos deleitamos con todos los personajes y conocemos algunos nuevos que juegan un papel importante en la historia. Volvemos al lado de Nathan, Gabriel, Celia, Nesbitt y todos los magos que los acompañan, luchando con esmero y mucho poder.
Una de las sorpresas agradables es la evolución que sufre Nathan, desde el libro anterior ya se veía, pero aquí llega un punto en el que es imposible no notar cómo cambió el personaje, cómo creció y se volvió una persona completa.
—Un chico murió por mi culpa.
—No fue culpa tuya. No lo golpeaste ni hiciste su vida un infierno. La sociedad lo hizo.
—No me sorprende que lo veas de esa forma. Pero aun así, usé mi poder de una manera negativa.
—La sociedad tenía que cambiar. No tú, ni él.
—Has estado fuera mucho tiempo. ¿Acaso estabas perdido?—dice.Hubo solo un detalle al final del libro, una revelación, por así decirlo, que no me gustó y que me resultó muy innecesario, pero como alguien me dijo, fue la manera en la que la autora quiso contentar al pequeño grupo que no quedó satisfecho con la última elección. Y es cierto, pero resulta algo mediocre. Eso sí, la autora no se detiene mucho en ese aspecto y no cambia gran cosa por eso, así que es fácil ignorarlo. (Ya no sé por qué lo mencioné).
Y me dan ganas de llorar porque el tono de su voz aún suena severo.
—Herido, pero no perdido... quizá también perdido. No lo sé —me giro hacía él—. Pero no quiero que tú lo estés. Herido, quiero decir. Por nadie, en especial por mí.
—Entonces no me mientas. No me ocultes cosas.
—No lo haré.
Amé este libro aunque me hizo añicos. Me rompió el corazón.
Y lo sufro. Pero lo disfruto.
¿Cómo me dejó? Herido. Y muy perdido.
5/5