EDICIONES DAURO
Con “El lienzo de los malditos”, escrita por Darío Díaz Andreu, nos adentraremos en un mundo sangriento creado por la mente de un alma atormentada. El escritor veía en la pintura, llena de colores y tonalidades, un medio de expresión idóneo, pero pronto se le quedará pequeño y utilizará las palabras para poder sacar a la luz todos aquellos pensamientos que a través de los colores no lograba exteriorizar. Varios de sus relatos serán la base de esta novedosa novela.
“Un decimotercer piso y un suicidio, una carta explicativa del mismo y un chico de diecinueve años, Alan, que decide poner fin a su caótica vida con la ayuda de Jack, un joven de carácter fuerte, humor ácido y comportamiento abiertamente antisocial, compañero suyo de habitación en una institución psiquiátrica donde llevan doce años recluidos.
Walter, un inspector de policía tan experimentado en su profesión como fracasado en su vida personal, se encarga del caso del «bate de béisbol», relacionado con una serie de atroces asesinatos y con una extraña inmolación en la que solo falta el cuerpo de la víctima.”
Todo comienza con una carta que es en sí misma una despedida, finalizando con otra carta, que nos permite entrever un comienzo. Y entre medias se desarrolla un relato atroz de almas rotas, que de alguna manera intentan recomponerse para poder sobrellevar los momentos azarosos de la vida.
Tenemos dos historias independientes pero que en diversos momentos se entrecruzan. Alan es sin duda el lienzo de este cuadro, sin el cuál no habría obra de arte. Conoceremos su evolución, desde esa infancia marcada por los menosprecios, el aislamiento y la soledad, hasta el momento en que decide escribir su carta de despedida; una vida desperdiciada como consecuencia de su encierro; años de recuerdos y sentimientos enjaulados, un infierno en vida que ha tenido que sobrellevar hasta sucumbir a la desesperación. Un bate de béisbol ha sido el detonante, pero muchos los elementos que lo indujeron a utilizarlo. Darío se ha servido de las pinceladas justas para mostrarnos este cuadro desolador, en el que nos debemos preguntar si todo lo que sucede a continuación no es el resultado lógico de esas vivencias, si en cierto modo, no tiene el derecho a vengarse. Un asesino puede surgir de una vida marcada por el sufrimiento, eso sin duda, porque la línea que separa la cordura de la locura es muy fina.
La historia de Walter es el otro elemento de este cuadro; él será la persona encargada de detener a un asesino insaciable, y desentrañar el secreto de su vinculación con Alan. Del mismo modo, iremos conociendo retazos de su vida, de ese amor que perdió y del que nunca supo desunirse.
Hay un punto en la historia que se separa de la lógica, adentrándose en lo paranormal, un momento en el que se me pasó por la cabeza que todo se iba al traste, para darme cuenta enseguida que no era así, ya que el escritor ha sabido mezclar adecuadamente los elementos y encajarlos de manera perfecta en la trama. Lo compararía con algunas obras de Stephen King, en los que los trasmisores de pesadillas y guardianes del terror, son encarnados por entes diabólicos de otro mundo.
El pasado y el presente se van alternando para ir construyendo esta demencial historia. Las frases se van entrelazando, en ocasiones de manera poética, para hablarnos de sentimientos, rabias contenidas y sobre todo de deseos de venganza. Conoceremos a un asesino que despide soledad y furia por cada rincón. Darío Díaz ha creado un cuadro sangriento, plasmando primero los personajes, sus vidas, para luego, con una pincelada aquí y otra allá, ir matizando la evolución de un ser diabólico, que espero que si os decidís por conocerlo os sorprenda.
Se ha echo eco de esta reseña Culturamas