Durante mil años el Lord Legislador ha reinado con un poder absoluto gracias al terror y a su divina invencibilidad por la poderosa magia de la «alomancia». Kelsier, conocido como el Superviviente, el único que logró huir de los Pozos de Hathsin, y Vin, una pobre chica skaa con mucha suerte, se han unido a la rebelión que los skaa intentaban desde hacía mil años y han vencido al Lord Legislador. Pero Kelsier ha muerto y ahora hay que reinar sin la ayuda del héroe y sin disponer de los poderes de aquél.
Todo ello pone de manifiesto un hecho realmente aterrador: acabar con el Lord Legislador fue la parte sencilla. Sobrevivir a las consecuencias de su caída va a representar el verdadero desafío. Tomar el poder tal vez resultó fácil, pero ¿qué ocurre después?, ¿cómo se usa el poder? Una amena reflexión de estrategia política y religiosa en el marco de una aventura épica con luchas estilo kung fu gracias a los siempre misteriosos poderes de la alomancia...
La segunda entrega en la saga de Nacidos de la bruma es de ese tipo de novelas que consiguen encapsular al lector, atraparlo en el mundo en que se desarrolla la historia e incluirlo en los eventos que tienen lugar. Después de leer Imperio final y encontrar las sorpresas, lo giros calculados en la historia y los elaborados personajes, me dejé llevar con esta segunda parte para descubrir qué más podía hacer el autor para superar o igualar al predecesor.
En este volumen nos encontramos con unos personajes mucho más maduros, que han evolucionado en consecuencias con las circunstancias en que han desembocado los eventos, pero manteniendo la esencia original.Si bien es cierto que cada novela debe tener sus propios ritmos, de nuevo en esta entrega me he encontrado con un texto bien dosificado, calculando el factor misterio y la densidad del texto dando textura a la narración. Tampoco se adhiere a la habitual sensación de intermedio, es una novela con personalidad propia en la que poder tropezar con las diferentes subtramas algunas más lentas otras más rápidas, más llamativas o más superfluas, pero todas juegan un papel en el plano general de la historia y proporcionan esa complejidad que termina por atrapar al lector.
La ambientación es un rasgo que estaba muy trabajado pero poco definido para las dimensiones que esbozaba en la primera novela y, aunque aún quedan algunas astillas que pulir, ha ganado mucho trasfondo y aumentado el contenido que sustenta la saga. De forma genial, de nuevo consigue generar esa avidez lectora.
Puede contener spoiler
La narración retoma la historia un año después del Colapso, la rebelión skaa y la muerte del Lord Legislador, cuando Elend Venture se ha convertido en el rey del Dominio Central y gobierna en la Luthadel con Vin a su lado defendiendolo de los asesinos que sus enemigos envían para asesinarlo. Sin embargo algunos han sido más intrépidos y además de a asesinos han traído a sus ejércitos para asediar Luthadel, la capital más poblada del anterior Imperio Final se encuentra entre los filos de las espadas obligada a reaccionar encontrando una salida política a la encrucijada que se les plantea.
Dos ejércitos terriblemente poderosos no son la única amenaza que se cierne sobre la recién estrenada patria de Elend y el resto del Imperio final, las brumas han empezado a desafiar mil años de inofensividad matando a aquellos que se internan en ellas mientras Vin a encontrado a una extraña figura entre las brumas que le recuerda a las experiencias que leyó en el diario del Héroe de las Eras y empieza a considerar la naturaleza de la Profundidad y el papel en la Ascensión del propio Lord Legislador.La perspectiva de ejércitos amenazando, los dilemas políticos de Elend, la libertad de la población skaa, el inicio de una nueva religión, la esperanza que supone la derrota del Lord Legislador, descubrir la historia del Imperio Final antes de su caída, desvelar los misterios que envuelven a la Profundidad y conocer los secretos de la alomancia me resultaron un presagio apabullante al inicio de la novela. Tuve la impresión de que no había término medio en el ritmo ni en la complejidad de la trama y así ha sido. La trama es una elaborada sucesión de acontecimientos que de forma simultánea van asaltando el primer puesto en la lista de prioridades de la banda de Kelsier sin dejarles mucho descanso.
Los personajes no me sorprendieron con grandes alusiones a su pasado, siempre con el mismo aura que los envolvía, pero dejando traslucir la gravedad de la situación y el peso de la responsabilidad que ha caído sobre ellos, mantener a los skaa libres del los yugos que otros nobles quieran poner sobre sus hombros.La historia de fondo del Imperio Final, con sus oscuras facetas y con las que son totalmente desconocidas, son las que más me han atraído a lo largo de esta novela. Si bien en la anterior entrega había una dosis prudente de información a cerca de prácticamente todos los eslabones en la cadena, en esta ocasión nos encontramos con mucha más información que, una vez desmembrados los distintos organismos han perdido su utilidad pero no su capacidad para desatar curiosidad en el lector. También cabe mencionar que se deshace de muchos de los elementos que en la anterior entrega habían tenido un alto protagonismo.
Además la banda de Kelsier, Vin y Elend ostentan ahora un estatus totalmente opuesto al anterior y por lo tanto deberán enfrentarse a retos ulteriores, más allá del alcance de una banda de ladrones en los bajos fondos con ínfulas.
La relación romántica juega el papel idóneo en esta novela, es un motor de la historia cuando debe impulsar y es el conductor de la acción cuando debe dejarse llevar.
Los combates, que en la anterior entrega habían aportado temeridad y vértigo a la novela, ahora le aportan frenetismo, ritmo, soltura al texto y desde luego incluye al lector en la vorágine.
En definitiva, disfrutaréis de esta novela más que de la anterior y estaréis deseando la continuación.