Existe una anécdota sobre el libro, entre el público al que le gustaba la obra de Jane Austen, estaba el Príncipe Regente, el médico de éste trató a Henry Austen, el hermano de Jane, y le pidió si sería posible que le dedicará la siguiente de sus obras. Así en “Emma”, Jane le dedicó el libro sin firmar escribiendo: “por la autora de “Orgullo y prejuicio"…”un poco a su pesar, pues en sus cartas dejaba claro que no le caían demasiado bien los príncipes a causa de sus conocidas infidelidades.
Emma es la protagonista de esta historia y a la vez da nombre al título del libro. Se trata de una joven de buena familia, rica, guapa e inteligente, que vive en la campiña inglesa, en una gran casa, junto con su padre, un hombre muy dado a preocuparse de todos y por todo. Un contraste con su hija a la cual nada le preocupa, ni siquiera ella misma. Pues su vida ya está resuelta, ya que como tiene dinero no necesita casarse ni dedicarse a nada de provecho que no sea alternar en sociedad, y cuidar a su padre. Y es esa vida aburrida, sin nada que hacer, que le lleva a intentar arreglar la vida de su amiga. Vemos que Emma es manipuladora pues siempre ha hecho su voluntad, pero no se observa excesiva mezquindad, simplemente demasiada ñoñería y vanidad al creer que lo que ella piensa será lo mejor para todos y por lo tanto se debe tener en consideración. Pero debido a esas intromisiones está a punto de causar la infelicidad a ella misma y a varios de los que la rodean.
Emma es el único personaje que va a sufrir una evolución a lo largo del libro en oposición al resto de los personajes que seguirán en su línea y no variarán. Mientras Emma se va entrometiendo en la vida de los demás, vamos conociendo a la gente que la rodea, a los que la escritora nos va retratando más con sus actos que con descripciones, para que nos vayamos haciendo una idea de cómo van a actuar en las situaciones a las que se enfrentarán. Tal vez llama la atención lo poco que entra en juego el propio señor Knightley a pesar de ser uno de los personajes más cercanos a Emma.
En momentos la lectura se hace un poco lenta, pues divaga y se entretiene en muchas explicaciones y rodeos; pero estás tan a la espera de que llegue la pulla, la respuesta irónica, esa frase que te deja pensando: “¡Ah! Eso no me lo esperaba” que la espera valió la pena. También hay que tener en cuenta, que en aquella época, el libro era un amigo, alguien a quién se aprecia y no se deja marchar así sin más, de ahí ese ritmo lento y pausado.
Cabe destacar cómo la escritora partiendo de un simple hecho: “con quién acabará casándose la señorita Harriet Smith", nos lleva de un lado para otro, nos presenta a varios personajes de lo más variopintos, nos dibuja a la alta y media sociedad de la época dándole vueltas a la trama, hasta que se llega a ese final, sin olvidarnos de la comicidad y la ironía que imprime a la historia.
Me ha gustado sobre todo la ironía en muchas de sus frases, los diálogos son ingeniosos, interesantes y también que, a pesar de que en esa época los finales felices era lo que primaba, la escritora logra mantener la intriga por cuál será ese final feliz que ella elegirá. Un clásico que si tenéis la oportunidad no lo debéis dejar pasar de largo.
“Una hora o dos más de nieve no pueden hacer impracticable el camino; y somos dos coches; si uno se lo lleva el viento en la parte pelada del campo común, habrá otro a mano.”