La novela comienza en el otoño de 1939 cuando Syvia tiene cuatro años y medio y ella escucha una conversación de adultos en la que hablan sobre dejar su casa e irse a Varsovia, pues su ciudad, ya no es segura para los judíos.La niña no entiende demasiado bien qué sucede, ni el motivo por el cual ellos son peligrosos ni porqué deben abandonar su casa y sus pertenencias y marcharse cuando no han hecho nada.La huida es infructuosa y a la vuelta deben irse a vivir al gueto de Lodz donde en la primavera de 1940 vivían confinados ciento sesenta mil judíos, rodeados de alambradas y vigilados por alemanes.Al inicio de cada una de las cinco partes del libro la escritora nos cuenta brevemente que está sucediendo fuera del gueto y como se desarrolla el conflicto. Después vendrán los recuerdos de Syvia relatados de forma sencilla y fácil de entender, adaptados al lenguaje de la niña, sobre como era la vida en el gueto, qué hacían, como pasaban el tiempo y las penurias para sobrevivir.Un relato duro y difícil pero con un cierto aire de inocencia, también de impotencia, pero sobre todo de indefensión ante la injusticia que se produjo.Importante es el título de la novela ya que tendrá un papel destacado en el desarrollo de la trama, y ese pequeño hálito de esperanza que siempre guarda el ser humano para poder cambiar su destino. Me ha gustado como está narrada, ha sido triste y esperanzador conocer a la pequeña Syvia. Es cierto que desde la primera página ya sabes como será el desenlace pero ello no impide que sufras igualmente.
“Estrella amarilla” una novela sobre la vida de una niña que sobrevivió en el gueto de Lodz y sus recuerdos. Emotiva e intensa, un capítulo más del horror que se vivió en aquella época.
“Crecí sabiendo que a veces el mundo no era un lugar muy seguro y que la gente siempre podía volverse en tu contra, incluso en el seno de una sociedad civilizada.”
“todos me han sonreído. El aire que me rodea se llena con su amor y lo devoro en un abrir y cerrar de ojos.”
“Me duele el alma con una tristeza que se mezcla con el alivio, la alegría y el sentimiento de culpa porque mi familia sigue viva.”