Fourced Entry (Rough Riders #1)
Layla Pasquale
Otra parada más en un relato corto de sexo en grupo, esta vez con ocho aguerridos moteros y dos inocentes mujeres que pasaban por allí. Y una vez más, tanto hombre y ninguno se arrima entre ellos… ¡¡Vaya desperdicio!!
Las dos mujeres son Monica y Kelly, dos buenas amigas que están haciendo un viaje por carretera durante sus vacaciones. En una de sus paradas acaban en un bar, donde conocen a ocho miembros de la banda de moteros llamada Broken Arrow. Como les caen muy bien, la banda invita a las chicas a pasar un día en el lago con ellos. Dejan caer que va a haber una orgía implicada, así que quedan avisadas.
Esto no sería erótica si las protagonistas se echasen para atrás o pensasen demasiado los pros y los contras. Nada, en poco tiempo deciden que van a asistir y se preparan para ello. Esa preparación consiste en ponerse de alcohol hasta las cejas. Es más, beben tanto los personajes de este libro que es sin duda un milagro que hayan sido capaces de rendir sexualmente…
En el lago empiezan las primeras manos furtivas (y lo que no son manos) a la caza de carne, pero deciden marcharse a un lugar que no sea tan público. Terminan en un local abandonado en mitad de la nada, cuyas condiciones higiénicas son deplorables; pero que, curiosamente, soy el único al que le importa. Vamos, que las diez personas implicadas tiran un par de sacos al suelo y ala, ya está el rincón romántico preparado. Ahora a practicar sexo como conejos…
O no tanto. La verdad es que para ver ocho hombres implicados en el asunto la escena de sexo es bastante corta. Todos eyaculan con demasiada rapidez (¿desde cuándo la novela erótica tiene que ser realista? En las fantasías está la gracia. Como mínimo cada maromo tiene que durar una hora, descansar diez minutos y otra hora a darle al tema…). No me extraña que tengan que ir en grupo estos moteros. Así juntos consiguen alcanzar la actuación de uno en este tipo de libros.
Y el relato no tiene más. Al día siguiente se despiertan y cada uno para su casa… Eso sí, tengo que hacer mención especial a la portada. Ya se nota que ha llegado la primavera…