Título: Furias Divinas.
Autor: Eduardo Mendicutti (Sanlúcar de Barrameda, 1948) es autor de más de quince obras, todas ellas publicadas con gran éxito de crítica y público, traducidas a numerosos idiomas y merecedoras de premios como El Café Gijón y el Sésamo. A las tituladas Siete contra Georgia, Una mala noche la tiene cualquiera, Tiempos Mejores y Última conversación le siguieron El palomo Cojo y Los novios Búlgaros, que inspiraron sendas películas homónimas dirigidas por Jaime Armiñan y Eloy de la Iglesia. Asimismo, ha publicado el libro de relatos Fuego de Marzo y las novelas Yo no tengo la culpa de haber nacido tan Sexy, El beso del Cosaco, El ángel Descuidado (Premio Andalucía de la Crítica 2002), California, Ganas de hablar y Mae West y yo. Su novela más reciente, Otra vida para vivirla contigo, sin duda su mejor historia de amor, cosechó éxito de crítica y lectores.
Editorial: Tusquets.
Idioma: castellano.
Sinopsis: un grupo de personajes en paro y de lo más variopinto inauguran un local nocturno en el que actúan como transformistas. Pronto se convierte en el sitio de moda de La Algaida. Entre los artistas está la Furiosa, maquillador a domicilio y "comunista nata"; la Tigresa de Manaos, un peculiar mozo de comedor; un ex legionario auténtico, de nombre artístico la Marlón-Marlén, casado y con tres hijos; y Píter, también conocido por la Canelita, maestro de primaria sin plaza, poseído por el espíritu de Podemos. Sensibles a los problemas de quienes siguen sufriendo la crisis, todos ellos se sienten ofendidos por la celebración en su ciudad de una supuesta fiesta de lujo y, espoleados por sus propias desdichas, emprenden, vestidos con sus mejores galas, un asalto furioso y reivindicativo al grito de "¡Sí se puede!".
Su lectura me ha parecido: interesante, original, espontánea, fresca, auténtica, social, intensa, confesional, altamente crítica, abiertamente reflexiva, desternillante... Se que no lo comento muchas veces, aunque creo que en alguna ocasión, cuando ésta lo ha merecido especialmente, he mencionado lo importante y lo esencial para un lector adentrarse en el género humorístico. Desde que el mundo es mundo, el ser humano siempre ha sentido la necesidad de evadirse, sobretodo, tras una temporada de agitación importante, o simplemente, para desconectar un poco de la rutina del día a día. Por ello, la clásica recomendación de leer un buen libro es del todo acertada, de hecho, si éste cumple a la perfección su función, consigue transportarte a otros mundos y a otras situaciones ajenas a lo que sucede a tu alrededor, algo que en ocasiones viene bien. No obstante, a esta recomendación, una servidora le añadiría el toque que las novelas humorísticas pueden aportar, pues, es bueno soltar una carcajada de vez en cuando. Es bueno reírse de lo divino, de lo bueno, de lo divertido, de las paradójicas situaciones, de lo absurdo, de lo inteligente...Pero sobretodo, y lo que cura de cualquier inyección de ego, es reírse de uno mismo, de nuestros aciertos y errores, de la condición humana al fin y al cabo. Y de risas va la cosa lectores y lectores, risas fueron lo que me provocó leer esta novela, risas en el buen sentido claro, además de descubrirme, en el terreno puramente literario, una interesante forma de escribir sobre el momento tan importante políticamente y socialmente que hoy vivimos. Y sin enrrollarme más, pues la ocasión lo merece, os presento a Furias Divinas: un canto al inconformismo al más puro estilo de Priscilla, reina del desierto.
La historia de como éste libro pasó a formar parte de mi adorada estantería, tiene un recorrido bastante corto, pues no hace mucho que Furias Divinas entró en mi vida como lectora empedernida. Todo comenzó, como en otras ocasiones, con una visita a una librería del centro de mi ciudad, donde por vez primera, mis ojos se toparon ante su sugerente portada. Recuerdo que la metáfora de los pavos reales me pareció de lo más acertada, y tras leer rápidamente la sinopsis, todavía me pareció más interesante. Aquella fue la primera vez, pero cada vez que entraba en alguna librería o pasaba por delante de alguna de ellas, mis ojos se desviaban hacia el mismo lugar, hacia Furias Divinas, como si aquel libro me llamase, como si estuviese destinada algún día a leerlo, algo que sin duda, estaba deseando. No fue hasta la celebración de la Feria del Libro de mi ciudad, durante el pasado mes de abril, cuando por fin tuve la oportunidad de llevarme consigo uno de sus ejemplares. Fue un regalo, mi pareja me ofreció escoger un libro de entre los miles que este año poblaban los stands de las principales librerías, y tras dudarlo algunos instantes, pues a Furias Divinas le había salido un duro competidor, finalmente me decanté por seguir a esa intuición inicial, una intuición que muy pocas veces de ha fallado, y que en esta ocasión, se tradujo en una lectura imprescindible y totalmente sorprendente.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Furias Divinas presenta una lectura atractiva y diferente a cuantas novelas haya leído. Por un lado, encontramos una estructura de monólogos, de confidencias que hacen los protagonistas a su interlocutor, que aunque en forma es otro personaje de la novela, es inevitable que el espectador no se sienta como tal, como si a él también le estuviesen hablando en tono relajado, espontáneo, con un café o una cerveza en mano. Mientras leía la novela, tenía la constante sensación de que estaba ante una narración en cadena, de conversaciones que pasan de una a otra, creando un nexo de unión entre el lector y el narrador correspondiente tan fuerte que bien podría, Furias Divinas, convertirse en un texto perfecto para ser llevado a las tablas de cualquier teatro. Por otro lado, en lo que respecta al estilo, éste es muy característico, pues, si bien es muy cuidado, plasma un lenguaje muy confidencial y cuidado en boca de unos personajes homosexuales que muestran su forma de ser y de ver el mundo. Es cierto que el autor cae en el estereotipo, en retratar a estos personajes con demasiada pluma, por decirlo de alguna forma, sin embargo, resulta todo un puntazo a la hora de lanzar al lector ese humor negro, esa narración precipitada, sin pelos en la lengua, sin miedo a nada, sin callarse nada, desnudándose, en definitiva, ante un lector que lee y escucha atentamente. Seguidamente, cabe mencionar que Furias Divinas es una novela de humor, pero no deja de ser un libro en el que se muestran todos y cada uno de los problemas de la crisis económica, y el hecho, de situar la acción en la provincia Cádiz es de lo más acertada, pues actualmente es uno de los lugares con más paro y que más está pagando las consecuencias de un problema que no han provocado los ciudadanos. Una perspectiva sin duda interesante para explorar un determinado contexto social, al fin y al cabo, un contexto histórico. Finalmente, cabe señalar ese mensaje que se respira por todos los poros de la novela de lucha y reivindicación por parte de los protagonistas, pues muchos en el pasado pelearon por lograr muchos de los derechos que hoy en día disfrutamos, y que actualmente, han sufrido un notable y preocupante retroceso, tanto que, como el caso de los protagonistas, se ven reducidos a meras confesiones en un club a oscuras. Menos mal que todavía queda lugar para la lucha cuando el pueblo deja de estar bajo el yugo del conformismo.
En lo que respecta a la reflexión, y aprovechando los días en los que nos encontramos, y en los que próximamente nos hallaremos, cabe hablar y debatir entorno a una cuestión concreta que aparece en Furias Divinas y que hoy por hoy irradia actualidad. La novela, en su totalidad, gira entorno a las conocidas palabras "asaltar los cielos", una frase que de seguro muchos habréis escuchado nombrar a lo largo de los últimos años, y aunque en el libro, justo al principio, se hace un breve y conciso repaso a algunos de los personajes célebres que emplearon estos términos, lo cierto es que significa muchas cosas. "Asaltar los cielos" explícitamente quiere decir alcanzar un objetivo, el cual, intuimos que debe ser alto, tan alto como para compararlo con el mismísimo cielo, testigo de nuestras virtudes y miserias. El cielo puede ser cualquier tipo de quimera, ya sea buena o mala, provechosa o desventajosa, beneficiosa o terrible, justa o injusta, loable o perversa...Todo ello dependiendo claro está de quién se embarque en dicha empresa. Pero el cielo, en su representación, puede ser un ente concreto, ya sea obtener el puesto de mayor responsabilidad en cualquier trabajo, lograr el mayor reconocimiento material o inmaterial que a uno le puedan otorgar, cumplir los sueños más insospechados y que no están al alcance de todo el mundo ni de todos los bolsillos o simplemente, llegar a ostentar el poder, un poder capaz de conferirte de unas responsabilidades inmensas, tales como por ejemplo gobernar a un pueblo, una ciudad, un país...Según la apreciación que tenga el lector que se adentre en Furias Divinas, interpretará la cuestión de una forma o de otra, o simplemente no compartirá este opinión, lo que si que esta claro es que, me figuro que de forma consciente, Mendicutti parece anticiparse a otro vocablo que también se ha puesto de moda en los últimos días, y que tiene mucho que ver con la política actual, pero sobretodo, con ese asalto a los cielos, que en la novela se representa como el "baile de las diademas" pero que en la vida real, no deja de ser una clara alegoría de lo que podría suceder en las próximas elecciones. Furias Divinas: una historia de lucha, confidencias, inconformismo, reivindicación, humor, realidad, furia, desparpajo, garbo...Una novela que, por el bien de todos, no debería pasar desapercibida.
Frases o párrafos favoritos:
"¿Nosotras a lo nuestro?, le pregunté yo. ¿Y qué es lo nuestro? Lo nuestro es todo, degenerada. Lo nuestro también es no consentir lo que no se debe consentir. De la crisis están saliendo ellas, no te jode. Bueno, no estarán saliendo porque nunca entraron, pero no por eso nos lo tienen que restregar por la cara con fiestas como esas. Lo nuestro es armarla de una vez, si nadie la arma. Escucha lo que te digo, Divina, le dije ¿sabes lo que estoy diciendo? Te estoy diciendo que nosotras, por la gloria de mi madre, esta noche, en ese atravesado Baile de las Diademas, la tenemos que armar."
Película/Canción: aunque ya he comentado que el texto se adaptaría a la perfección a una producción teatral, lo cierto es que en el cine también podría funcionar bastante bien, al más puro estilo Almodovar. Pero hasta que eso pase, os adjunto una canción que, no se por qué, se me venía a la cabeza cuando me adentraba en sus páginas.
¡Un saludo y a seguir leyendo!