Título: Hace Cuarenta Años.
Autor: Maria Van Rysselberghe (Bruselas 1866 - Cabris, Alpes marítimos 1959) es una de las más fascinantes escritoras "secretas" de todos los tiempos, una autora de culto de breve obra cuya leyenda ha seducido a numerosos lectores a lo largo de los años. Hija de una familia culta ligada al mundo del arte belga, y casada con el pintor Théo Van Rysselberghe, fue también la amiga más cercana de André Gide, quien la bautizó como la "Petite Dame" por su estatura y presencia física. A partir de 1918 emprendió la tarea de registrar día a día y hasta la muerte de Gide (1951) todo aquello de lo que era testigo en vida del escritor: fases, acontecimientos, el ambiente en el que vivía, la génesis de sus obras, su postura ante los sucesos de su época, su vida íntima...Durante un tercio de siglo llenó diecinueve gruesos cuadernos de "Notas para la historia auténtica de André Gide". Hoy en día esta crónica conocida como Los cuadernos de la Petite Dame y, publicada por la editorial Gallimard, constituye un documento irreemplazable para el conocimiento de una época de la literatura francesa y, en general, europea. Pero su obra no se compone exclusivamente de estos cuadernos: animada por Gide escribió, al menos, tres textos: Strophes pour un rossignol, Galerie privée y el fundamental Hace Cuarenta Años.
Editorial: Errata Naturae.
Idioma: francés.
Traductor: Regina López Muñoz.
Sinopsis: estamos a finales del siglo XIX, en una playa del Mar del Norte donde nacerá una pasión absoluta y singular entre Émile y Maria. Será ésta quien nos cuente, cuarenta años después, cómo fue aquel breve y fascinante amor hecho a medias de exaltación y de sumisión. Lo fugaz y lo eterno, así como lo imposible - pues ambos están casados -, marcan esta poderosa historia que nos recuerda en ocasiones a Stendhal y a Flaubert y que anticipa a las novelas de Marguerite Duras o las películas de Ingmar Bergman.
Su lectura me ha parecido: hermosa, delicada, bella, pequeña, autobiográfica, íntima, sencilla, breve, apasionada, triste, con grandes dosis de nostalgia...Queridos lectores y lectoras, se que me repito mucho en el inicio de las reseñas y en la reflexión final, sin embargo, y creo que tengo razón cuando digo que existen ciertos temas que merecen ser abordados de una manera más continua y habitual. Temas que, por supuesto, nunca deben dejarse de lado a mi más sincero parecer. Si os habéis fijado, en la breve biografía de la autora del libro que hoy reseñamos, aparece la palabra "secreta" acompañada de la de "escritora", algo que sin duda, nos tiene que hacer pensar. Ya he comentado en más de una ocasión la importancia de rescatar grandes clasicos olvidados de la literatura universal, algo que ciertas editoriales están llevando a cabo de una forma muy satisfactoria. No obstante, esta reflexión me gustaría llevarla un paso más allá, y es que fueron muchos escritores los que son rescatados del olvido, pero también escritoras. Mujeres de su tiempo que decidieron tomar papel y pluma para plasmar sus pensamientos e inquietudes a escondidas, desde el anonimato, desde seudónimos inventados o bajo un nombre masculino completamente falso. Hoy, queridos amigos y amigas, nos encontramos ante una de estas mujeres, talentosa, culta y singular, que no sólo acercó la figura, obra y época de su íntimo amigo André Gide al gran público, sino que también nos dejó un legado literario que aunque breve, destila personalidad, inteligencia, poesía e influencias muy bien aprovechadas. Hace Cuarenta Años: la potencia narrativa en 85 páginas.
La historia de como Hace Cuarenta Años llegó a mis manos es del todo fácil, pero sin duda, supuso un gran descubrimiento para mi. Como muchos bien sabréis, hace un tiempo que comencé a colaborar con Errata Naturae, y de hecho, éste no es el primer libro que me envían de la editorial, pero tal vez, es el que tenía más ganas de leer. Todo esto se debe a que, desde hace mucho tiempo, una servidora lo tenía en el punto de mira. La primera vez que vi un ejemplar de este libro fue en una de las concurridas librerías del centro de mi ciudad, y creo que al instante quedé prendada de él, cual amor en aquellos instantes imposible, que no tardaría en ser correspondido. Recuerdo que lo primero que me llamó la atención fue la originalidad de su portada, con unos rótulos verdaderamente llamativos a la par que sencillos, acompañados de un cuadro muy interesante a mi parecer, en el que se representa a una mujer sentada en lo que parece la terraza de una cafetería con la mirada puesta a una playa verde, con los ojos observando la inmensidad de las aguas azules. Al momento, intuí que el libro tendría que versar sobre los recuerdos, el pasado y la melancolía sobretodo; pero no lo sabía a ciencia cierta, por lo que esperaba algún día poder responder a esas primeras impresiones. Ya encontrándome colaborando con Errata Naturae, y tras haber leído otros libros de la editorial anteriormente, pensé que había llegado la hora, el momento de adentrarme en Hace Cuarenta Años. Cuando el libro apareció dentro del buzón, una sensación de alegría recorrió mi cuerpo, y aunque tardé un poco en iniciar su lectura, me sirvió para comprender dos cosas. La primera, que estaba en lo cierto cuando pensé que se trataría de una novela de añoranza y lo segundo, que acababa de descubrir a una autora nueva que acabó por interesarme mucho, hasta el punto de que a día de hoy, estoy deseando leer otro libro suyo.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos apuntando que Hace Cuarenta Años presenta una lectura sosegada, pausada pero llena de matices que nos permiten apreciar la belleza y la calidad literaria de Rysselberghe. Es más, desde el momento en el que inicié la lectura de las primeras líneas ya me di cuenta de que ésta no era una novela cualquiera, una novela romántica al uso, sino que todo en ella es pura poesía. Durante todo el libro tienes la sensación de estar adentrándote no en una novela, sino en un extenso poema lleno de hermosura y pasión desbordada, lo cual proporciona una extraordinaria originalidad al texto. Un poema lleno de frases y párrafos para enmarcar y que nos hacen indirectamente reflexionar sobre ciertos temas de interés. Por otro lado, como ya he comentado, no nos encontramos ante una novela romántica al uso, sino que ésta responde a un estilo exento de edulcorantes y ñoñerías, más cercano a la realidad y sinceridad, pero también a la dominación y al sentimiento de posesión. Cuando una novela romántica deja de lado lo cursi para centrarse en la veracidad de los sentimientos y de las relaciones amorosas, por muy duras o desbordantes que sean a veces, ésta consigue ser recordada y permanecer inmortal al paso del tiempo. Seguidamente, en la sinopsis del libro se hablan de las influencias y anticipos que ofrece esta novela. Del caso de Stendhal y Mergueritte Duras no puedo hablar, pues aún no me he iniciado en la lectura de ambos autores, pero de Flaubert si que se un rato, y es cierto que la herencia de el genial escritor francés se nota en cada una de sus páginas, pero sobretodo en la relación amorosa que se establece entre los personajes. Una relación de sumisión, obcecación, dominación y de riesgo por su condición de adúlteros, pero en la que ambos, necesitan desesperadamente el uno del otro. Como si sólo pudiesen sobrevivir si sus almas se unen en un mismo ser, más allá de lo que sería el deseo carnal, más allá de las bajas pasiones, más allá de todo convencionalismo. En eso se parece mucho a la Madame Bovary de Flaubert, aunque ofreciendo una mirada distinta y dando un paso de gigante en cuanto a la concepción de las relaciones amorosas. Por último, no debemos olvidar lo más importante, y es que Hace Cuarenta Años es una novela autobiográfica, algo de lo que nos advierten los editores en la introducción y que nos permite adquirir una doble lectura, la lectura convencional con ojos apasionados, y la lectura analítica, la que nos permite leer entre lineas, la que nos descubre cosas como la situación de la mujer o el pensamiento de un tiempo histórico concreto.
Para dar por finalizada la redacción de esta reseña, me gustaría dedicar este último párrafo a uno de los temas principales que emanan de la lectura de Hace Cuarenta Años. Hace unas semanas, en la reseña de Versiones de Nosotros, hablamos del pasado, de las experiencias personales que marcan y de la necesidad que a veces tiene el ser humano de preguntarse: "¿Qué habría pasado si...?". Pues bien, en el caso de Hace Cuarenta Años ocurre algo parecido, pero con la diferencia de que lo que se nos plantea no es esa duda existencial de la que os hablaba, sino de recordar el pasado para de alguna forma, revivirlo, rescatarlo de entre los rescoldos de la memoria. Muchas veces nos ha pasado, incluyéndome a mi, que de vez en cuando nos ponemos a pensar en lo vivido y en lo que de alguna forma ha creado un punto de inflexión en nuestra vida. Puede ser un momento breve, instantáneo o prolongado en el tiempo, pero que siempre nos ha proporcionado cierta o absoluta satisfacción. En Hace Cuarenta Años plantea el caso de un amor imposible que para la protagonista ha significado mucho, pero también puede ser una vieja amistad, la experiencia trabajando en un lugar concreto, un viaje, unas palabras, una mirada, un simple gesto lo que desencadena un recuerdo imborrable en nuestra memoria. Es ahí, después de mucho tiempo, cuando entra en juego la nostalgia, tan necesaria pero tan peligrosa a veces, que nos traslada al momento exacto, permitiéndonos evocar y revivir aquel momento, aquel instante, aquel tiempo, aquel minuto, aquel segundo en el que fuimos tremendamente felices y dichosos, pero que para nuestra desgracia, ya no podemos disfrutar, tocar o apreciar en carne propia. Es bueno recordar, echar la vista atrás de vez en cuando, pero como siempre se dice, la vida sigue, sigue caminando, a paso lento, cargada con un montón de experiencias que como tales, ya forman parte de nosotros mismos y configuran nuestra propia existencia. Hace Cuarenta Años: una historia de amor, pasión, libertad, bohemia, sumisión, sentimientos desbordantes, sinceridad, nostalgia... Un delicado pero grandioso poema en el que muchos podemos vernos reflejados.
Frases o párrafos favoritos:
"Hablábamos poco; expresábamos la alegría a través de nuestro andar, que coincidía de forma espontánea."
"- ¡Qué poderosa es la obligación de ser quien se espera que seas!"
Película/Canción: de momento no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica y a la espera de que ésto se produzca, os adjunto una de mis piezas favoritas de BSO, la cual me ha acompañado en la redacción de esta reseña.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Errata Naturae