Iqbal Masih fue un niño que nació para ser esclavo y creció para desafiar su destino. El héroe que escapó de su trabajo forzado y se convirtió en el símbolo contra la explotación infantil. Acércate a él a través de lo que cuentan quienes lo conocieron. Cada uno tiene una historia con lágrimas, sonrisas, alguna sorpresa y mucho coraje. Juntándolas todas llegarás a saber quién fue Iqbal.
OPINIÓN
Descubrí esta novela hace un par de semanas cuando leí una reseña en uno de los muchos blogs que sigo y lo cierto es que me llamó bastante la atención porque nunca había leído nada sobre este tema y fue gracias al autor, que me ofreció muy amablemente un ejemplar para reseñarlo en el blog, que pude conocer a Iqbal Masih, el niño que luchó contra la esclavitud infantil.
La novela se nos presenta narrada en primera persona por muchas de las personas que conocieron a Iqbal Masih, aunque no cabe duda de que el verdadero protagonista de la historia no es otro que Iqbal.
Pero las personas que llegaron a conocer a Iqbal nos cuentan que él nunca perdió la esperanza. Él siempre soñaba con ser libre algún día y poder ayudar a otros niños que, como él, se encontraban esclavizados. Y de eso trata básicamente la novela: de seguir los pasos de Iqbal desde que empieza a trabajar siendo apenas un niño y consigue lo que se propone, hasta sus últimos días de vida.
Como ya he comentado anteriormente, a lo largo de la novela encontraremos a un gran número de personajes y como no quisiera aburriros soltándoos una retahíla de nombres, voy a nombrar a los que considero más relevantes: Inyiat (la madre de Iqbal), los primos de Iqbal, el primer empresario que le contrató, un chico tan joven como Iqbal que trabajaba curtiendo cuero, Salam y Sobyas (el hermano mayor y la hermana de Iqbal, respectivamente) y Eshan Khan (el fundador del BFLL, un movimiento que trata de erradicar el trabajo infantil y velar por los derechos de los más humildes).
"Como mis padres y los padres de mis padres, nací pobre. Y, como ellos, no tenía nada que darle a mi hijo, ni siquiera sueños, pues yo los había perdido todos a fuerza de saber que nunca iban a cumplirse. Me abracé la barriga y me dije: al menos cariño no te va a faltar".
En lo que a personajes se refiere, esta vez no puedo decir si los he llegado a conocer bien o si he empatizado con ellos, más que nada porque se centran en contar la historia de Iqbal y ellos quedan relegados a un segundo plano, pero os aseguro que gracias a todos esos personajes he podido conocer a la perfección al valiente Iqbal y que, cómo no, empaticé con él desde el primer minuto. Es imposible no sentir admiración por su fortaleza y valentía, así como por sus ganas de luchar y contarle al mundo la verdad para así ayudar a otros muchos niños que se encuentran en su misma situación (o puedan estarlo en un futuro).
Con respecto a la trama, poco me queda ya por contaros, en realidad. A estas alturas ya os habréis dado cuenta que esta es una novela basada en hechos reales y que, por tanto, nos invita a reflexionar de una u otra manera al tratar un tema tan duro como lo es la explotación infantil. Porque... es triste pensarlo, pero por desgracia esto sigue existiendo en muchos países y parece que las leyes no existen para estos empresarios que se siguen lucrando a costa de los niños, quitándoles su infancia e inocencia por sus propios intereses. Aunque leyendo esta novela me he dado cuenta de que la culpa no es sólo de los empresarios, sino también de los propios consumidores, de aquellos que eligen comprar un producto sin conocer su procedencia u origen. Y para muestra, un botón:
"Había muchas personas que participaban y se beneficiaban más o menos conscientemente del trabajo de los niños, no solo los patronos o os dueños de los talleres, sino también los intermediarios, los propietarios de las tiendas y, en último lugar, los propios consumidores. De la misma forma que uno no compraría una lata de comida sin saber sus ingredientes, tampoco deberíamos comprar una alfombra (o cualquier otra cosa) sin saber cómo se ha hecho".
Y aunque la trama es tan real como la vida misma, reconozco que la novela me hubiese gustado mucho más si los personajes se hubiesen extendido más a la hora de contarnos algunos episodios de la vida de Iqbal porque, al final, la mayoría se me han quedado algo flojos y me dio la sensación de que se tocaron muy por encima y sin entrar en muchos detalles.
El final es tan real como la propia historia de Iqbal, pero eso no lo hace menos doloroso, porque no deja de ser real. Si os soy sincera, a mí el final me dejó con una tristeza y una sensación de injusticia enormes u.u' Es cierto que, en general, la novela me ha gustado bastante por las grandes dosis de realidad que contiene, pero a mí se me ha hecho corta y esperaba que me emocionase más de lo que lo ha hecho, pero aun así espero haberos convencido para que le deis una oportunidad a Iqbal. Porque sería muy conveniente escuchar su historia y reflexionar un poco :')
PUNTUACIÓN