Título: Jurgen o la comedia de la justicia.
Autor: James Branch Cabell (Richmond, Virginia 1879-1958). Pertenecía a una familia bien situada en la siempre clasista sociedad sureña. Una circunstancia que le facilitó ser readmitido en la Universidad William and Mary, tras ser expulsado por tener una relación con un profesor considerada demasiado íntima por las autoridades universitarias. Tras licenciarse se dedicó a la literatura y al periodismo. Durante su vida publicó cincuenta y dos libros incluyendo novelas, relatos, poesía y recopilaciones de artículos. Su obra precursora del género fantástico, fue inmensamente popular, siendo Jurgen o la comedia de la justicia su libro más conocido.
Idioma: inglés.
Traductor: Susana Prieto Mori.
Sinopsis: en el antiguo reino de Poictesme, Jurgen, un prestamista en la cincuentena, sale una noche en defensa de un caballero oscuro. Como recompensa, el caballero hace desaparecer a Lisa, la exigente y parlanchina esposa de Jurgen. Obligado por su sentido del deber, Jurgen se embarca entonces en una aventura que lo llevará por una serie de reinos fantásticos en busca de su esposa. En este viaje se cruzará con toda clase de seres mitológicos, recuperará su juventud, se reencontrará con sus antiguos amores, se casará varias veces, explorará sus relaciones familiares y tratará de encontrar no solo a su esposa, sino también la justicia, la satisfacción personal y el motor de sus deseos.
Su lectura me ha parecido: ágil, trepidante, satírica, tópica en cierto sentido, interesante desde el punto de vista interpretativo, con un humor socarrón...Queridos lectores y lectoras, ya es un hecho, la literatura fantástica nunca va a desaparecer. Todo lector o lectora lo sabe, y de hecho, muchos de vosotros tendréis entre vuestros predilectos a escritores o escritoras versados en estas lides. No importa los años transcurridos, ni la evolución que ha experimentado el género, ni su reciente conversión en objeto de consumo de masas, sus historias siempre acabarán importando a cualquier persona, incluso en algunos casos, como podemos comprobar en los tiempos que corren, a convertirse en una pasión que invada su vida por completo. Vivimos tiempos de cierto esplendor en este sentido. Los textos clásicos de fantasía se reeditan en espectaculares ediciones, nuevos títulos inundan las estanterías de las librerías más importantes, grupos de rol nacen al calor de estas historias míticas, hasta la televisión y el cine han logrado sacar tajada de esta fiebre por los dragones y demás animales fantásticos que parece no cesar. Y aunque existen muchos críticos de este género, tachándolo de superficial y sin calidad literaria, lo cierto es que el fantástico es uno de los géneros con más jugo del que aparenta. El truco, saber leer entre líneas e informarnos previamente de la época en la que se escribió. De esta forma, y os lo digo por experiencia, lograremos aprovechar cada página y cada novela de este tipo que pase por nuestras manos. El libro que hoy tengo el placer de presentaros pertenece a ese selecto club de clásicos del género, que a pesar de haber sido sepultado por otros títulos de mejor calidad literaria, no podemos ignorar la influencia que tuvo en futuros escritores y escritoras que contribuyeron a dar una vuelta de tuerca al género. Jurgen o la comedia de la justicia: un viaje, un atípico protagonista y mil y un seres maravillosos.
La historia de como Jurgen o la comedia de la justicia llegó a mis manos fue de lo más imprevista. Aunque deberíamos empezar nuestra narración partiendo del hecho de que no me considero una ávida lectora de novela fantástica. No es que tenga algo en contra de este tipo de libros o historias, simplemente, no me han llamado tanto la atención como otro tipo de novelas de otros géneros literarios. De hecho, cuando estaba en el colegio y ya más tarde en el instituto me consideraba una rara avis en ese sentido. Mientras mis compañeros de clase intentaban leer El Señor de los Anillos o se peleaban por el último ejemplar de Harry Potter o de Memorias de Idhún en la biblioteca, yo me entretenía con otras lecturas. Si bien es cierto que le di una oportunidad a algunos libros, la verdad es que por aquella época tuve muy claro que prefería las películas antes que los libros. La cosa no cambió con mi ingreso en la universidad, pues, las aventuras del joven mago y a la epopeya de Frodo Bolson fueron sustituidas por algo llamado Juego de Tronos, cuyas tramas plagas de sexo, violencia y dragones lograron acaparar a millones de personas primero frente a unas páginas, después frente a un ordenador y más tarde, los que podían permitírselo, delante del televisor. Este último fenómeno sigue aún en alza, y aunque le di una oportunidad al primer libro de la saga, el resultado fue el mismo, preferí mil veces, aunque con reticencias, la serie que el libro. Con el tiempo y en parte debido a esa nostalgia de la infancia y adolescencia, las películas de Harry Potter, que no los libros, acabaron por convertirse en algo importante para mi. Sin embargo, no lograba hacerme el animo y leer ya no los libros que se publicaban en esos momentos, sino los clásicos, esos de los que ha bebido gran parte de los autores de novela fantástica actual. Eso cambió hace un tiempo, cuando descubrí el terror sobrenatural de William Hope Hodgson en La casa en los confines de la tierra. A partir de ahí, y muy de vez en cuando, acabé desempolvando algunos títulos clásicos, incluso me llegué a leer El Hobbit con un sorprendente buen resultado. En el caso de Jurgen o la comedia de la justicia jamás había oído hablar de él, nunca, ni siquiera aparecía en los libros de literatura universal que tengo en casa. Sólo lo había visto, y de pasada, expuesto en los estantes de algunas librerías de mi ciudad. Cuando comencé a colaborar con Defausta recibí un paquete con dos libros, uno era La culpa de Kate Chopin, que tenía muchas ganas de leer, y el Jurgen de Branch Cabell, novedad de la editorial en aquel momento. Recuerdo que tardé mucho tiempo en hacerme el animo, no estaba muy convencida de su lectura, incluso llegué a achacarle muchos prejuicios, todos ellos infundados. Jurgen o la comedia de la justicia no era un libro que me llamase especialmente la atención en aquellos momentos. Sin embargo, cuando superé aquellos temores, descubrí un libro poco corriente y aunque no acabó por convertirse en uno de mis preferidos, si que merece toda nuestra atención en lo que respecta a algunos puntos de su trama.
Párrafos o frases favoritas:
"Hay una historia que se cuenta en Poictesme que dice: en los tiempos antiguos vivía un prestamista llamado Jurgen, pero su esposa lo llamaba a menudo cosas mucho peores. Era una mujer llena de vida, con poco talento para el silencio. Su nombre, dicen, era Adelais, pero la gente de ordinario la llamaba dama Lisa."
Película/Canción: a falta de una cosa y otra, os adjunto la pieza de música épica que me ha acompañado en la redacción de esta reseña.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Defausta Editorial