“Álex Carmona poco se podía imaginar que el pergamino que había adquirido en una misteriosa librería la iba a llevar a la Inglaterra medieval. Allí conocerá a Robert FitzStephen, señor de Black Hole Tower, que desde el primer instante la fascinará y le hará cuestionarse todos sus principios. Si bien el destino ha sido el artífice de que sus caminos se crucen, habrán de ser ellos los que decidan sobre su futuro. ¿Son novecientos años realmente una distancia insalvable?”
Los viajes en el tiempo me llaman poderosamente la atención. Me interesa descubrir el modo en que los escritores juegan con sus personajes teniendo que adaptarse a tiempos remotos, tan lejanos a sus costumbres y maneras de vivir. En este caso la que viajará será una mujer que vive sola y sabe lo que quiere. Todos en el castillo al que ella llegará, quedan sorprendidos e incluso atemorizados con el comportamiento de esta muchacha de pelo y uñas azules. Álex en cierto modo sigue haciendo lo que le da la gana, intentando en todo momento descubrir el modo de volver a su tiempo. Algo que me molestó un poco de ella la verdad sea dicha, ya que se descubre a si misma que lo ama pero que quiere regresar a su hogar, a un trabajo que no le gusta y una casa vacía en la que no le espera nadie, todo hay que decirlo.
Esta novela será perfecta para aquellos que gusten de los amores que se van fraguando poco a poco, en los que se palpa la tensión sexual entre ambos pero por una u otra razón siempre nos hacen esperar. Yo hubiera preferido un poquito más de acción y que Álex no se pensara tanto las cosas; al fin y al cabo se iba a ir de allí, así que, qué más daba dejarse llevar y probar lo que le ofrecían ¿no?
El problema principal que he tenido con esta historia es que me costó entrar en ella. La escritora tiene una manera de narrar que me descentraba de lo que se desarrollaba frente a mis ojos. Por un lado repetía en diversas ocasiones demasiado una palabra (No es que entendiese mucho de libros antiguospero le fascinaban. Su tacto, su olor… y no solo los libros antiguos, realmente cualquier tipo de libro impreso // la aldaba o llamador era diferente a cualquier otro que hubiese visto antes; una delgada mano femenina parecía emerger de la puerta sosteniendo una esfera de piedra blanca con la que se golpeaba la base. Resultaba curiosa la aldaba. Un poco tétrica, había pensado Álex en aquel momento. Pero había sido esa aldaba precisamente la que hizo que se fijase con más atención) con lo que me dedicaba a contar el número de veces que salía dicha palabra y no en la historia en sí; por otra parte, no me sentí cómoda con tantas descripciones, tan minuciosa en los detalles que perdía el hilo de lo que sucedía.
La parte positiva de la novela es sin duda el personaje masculino. Un hombre íntegro, que hace lo que puede por comprender a esa extraña muchacha que se ha colado en su vida, y a pesar de que ella constantemente le diga que se irá, él no cejará en su empeño de convencerla con su amor para que se quede. Es simplemente maravilloso. Otro aspecto que destacaría es que hacia la mitad comienza a coger ritmo y a liarse un poco la trama, lo que te incita a seguir leyendo.
Siento ser de nuevo la nota discordante entre tantas reseñas positivas, y no quiero que penséis que la novela no me ha gustado porque tampoco sería corrector decir eso. Es amena y uno es consciente de todo el trabajo que la escritora ha llevado a cabo, pero yo más bien la definiría como entretenida, que va mejorando hacia el final, cuando se deja de lado tantas descripciones e introducciones presentándonos ese nuevo mundo en el que tiene que vivir la protagonista, para meternos de lleno en la historia de amor y en los conflictos que existen en el castillo, con un personaje masculino que es lo más destacado de la novela.