Reseña: La magia de ser Sofía de Elísabet Benavent

Publicado el 18 abril 2017 por Litwatchers @litwatchers

Sofía tiene tres amores: su gata Holly, los libros y El café de Alejandría.
Sofía trabaja allí como camarera y es feliz.
Sofía no tiene pareja y tampoco la busca, aunque desearía encontrar la magia.
Sofía experimenta un chispazo cuando él cruza por primera vez la puerta.

Él aparece por casualidad guiado por el aroma de las partículas de café...
...o tal vez por el destino.

Él se llama Héctor y está a punto de descubrir dónde reside la magia.




                       


Título: La magia de ser Sofía
Autor:Elísabet BenaventEditorial: SumaISBN: 9788491291107Páginas: 527Año de publicación: 2017Precio: 16,90€

Esta es una lectura contemporánea que ha dejado muy satisfecha. En general mis incursiones en la novela romántica no suele tener buenos resultados. Desde luego no como en este caso.


Por una parte tenía muchas expectativas generadas por reseñas y recomendaciones, de todo tipo a decir verdad pues cada uno apunta tanto a bondades como a defectos. A pesar de esa moderación, tenía la esperanza de encontrar algo ligero y sencillo pero muy dramático sin llegar al excesivo lagrimeo. 

Después de todo he encontrado un a novela muy entretenida con una prosa muy bien tratada y una historia que se va cargando de drama a medida que avanzan las páginas. Considero que la autora ha hecho muy buen trabajo con los tiempo, la dosificación y la exposición de los personajes. Donde creo que ha flaqueado ha sido en los diálogos poco constantes y a la hora de poetizar su prosa sin ninguna necesidad. 

La historia de Sofía empieza enseñándonos algunos de sus rincones secretos, ese tipo de facetas que solo conocemos nosotros en la bastedad de nuestro autoconocimiento, o que sobretodo ignoramos nosotros mismos por miedo a conocernos. Pero no, Sofía se conoce bien a sí misma, tiene casi treinta años y han pasado unos cuantos desde que dejó de buscar el amor, a la talla perfecta,  a la aprovación de su madre y a cumplir las expectativas de su entorno. Es ella misma, con un trabajo como camarera en el café de Alejandría que la hace feliz. Nada ha salido como esperaba al principio, sin embargo, es feliz con las buenas personas de las que está rodeada y tiene lo que necesita. 

Hasta que un día Hector se cuela en su vida, con su mirada escueta, sus cafés callados y sus miradas indirectas acompañando a unas manos grandes y un físico de leñador que despierta sensaciones casi olvidadas por Sofía. Poco a poco se va haciendo un hueco en entre la familia que forma la clientela del Alejandría y en el corazón recompuesto de Sofía. 


Es una historia en que la que los protagonistas lo son en todos los sentidos, todo gira a su alrededor como si tuvieran campo gravitatorio, una vez da comienzo la encomiable empresa de enamorar, resistirse, asirse y aferrarse al amor nacido de forma espontánea y engrandecido por un entorno con tendencia  a la grandilocuencia, todo lo demás cae en un velado segundo plano en el que tienen cabida un puñado de personajes que cumplen su función.

Salvo la excepción de una historia secundaria casi tan intensa como la historia entre los protagonistas pero leída con cierta superficialidad y sin tantos pormenores, la novela crea una amable burbuja al rededor de sus protagonistas y su conflicto. Esta historia en segundo plano ayuda a romper la burbuja y a relajar la expectación, la tensión y el dramático cariz de la corriente principal en el momento adecuado. 
Afortunadamente la ambientación está bastante conseguida permitiendo al lector salir de forma esporádica de esa burbuja situando esta historia de amor en un entorno más real, dejándola marcada por elementos propios de este lustro, algo que ayuda a perfilar la mentalidad general de los personajes y que propone una sensación de realismo más alargada. 

Los diálogos me resultaron muy cotidianos, sobre todo al principio de la novela, la historia avanza de forma más expositiva dejando que el lector explore el mundo que envuelve a sus protagonistas. Más adelante las conversaciones se llenan de clichés no dichos pero atraídos y de una poesía chirriante. 

La prosa en general es muy amena, marcada por un tono cotidiano, acompañada por una continua sombra del drama que va creciendo a medida que avanzamos en la lectura, violada por un cúmulo de citas literarias anticlimáticas en un intento de dotar de romanticismo una historia cargada como una piñata. 

Sobre cómo se desarrolla la historia solo puedo apuntar que me ha gustado mucho cómo ha dosificado la autora la novela, es mi primer contacto con sus novelas y me he quedado bastante contenta con el resultado. Al inicio es una novela de avance pausado que se recrea en los detalles y según avanza la lectura estos empiezan a escasear y solo abundan en momentos puntuales donde se pretende exacerbar el dramatismo de las escenas y los contactos. 

Por otra parte no esperaba una novela tan picante, curiosamente no había leído ningún apunte al respecto. Sin embargo merece la pena señalar lo bien que utiliza la autora esa herramienta para exponer a los personajes y sus motivaciones. 

Ha sido una buena lectura, que te deja con ganas de conocer el resto de la historia y un sabor a drama difícil de desincrustar.