Reseña, la memoria de la lluvia

Publicado el 18 marzo 2016 por Nosololeo

EDITORIAL VERSÁTIL

            La memoria de la lluvia” es la última novela del escritor gallego Pedro Feijoo, gracias a la cual ha conseguido por segundo año el Premio Arzobispo Juan de San Clemente. Este autor gusta de cambiar de registros: históricas, humor, policíacas…, en cada nueva obra un nuevo género, aunque siempre manteniendo cierto grado de intriga y aventuras en todas ellas.
Cuando Xosé Carneiro, aparece asesinado en su piso, dos son las cosas que llaman la atención del periodista Aquiles Vega. La primera es la brutalidad, la violencia extrema con la que el crimen ha sido llevado a cabo. La segunda, ese detalle que no encaja en la escena: una extraña pieza de hierro clavada en el corazón. Pero la de Carneiro no es más que la primera de una serie de muertes, que dará comienzo a una carrera contrarreloj en la que, ayudado por la profesora Sofía Deneb, Aquiles tendrá que dar respuesta a muchas cuestiones”.
Sobre Aquiles recaerá el peso de la obra; él es un personaje fracasado y autodestructivo, que ve en esta ocasión de ayudar a su amigo, descubriendo al asesino que merodea la ciudad, el medio perfecto para recuperar su honor y su malogrado respeto en su profesión, como periodista de investigación. Pero en ocasiones, Sofía querrá también ofrecernos su punto de vista sobre lo que está sucediendo e incluso el asesino se agenciará algún que otro capítulo, desplazando a su antítesis Aquiles, el cuál tendrá que desempolvar su sexto sentido y su imaginación para ir uniendo las pistas que nos llevarán a la verdadera identidad de Adriano, nombre con el que se identifica esa mente perversa que está acabando con la vida de diversas personas. 
Como siempre sucede en la obras de Feijoo, sus personajes cobran vida a través de esos pequeños detalles, en los que se va fijando el autor, los gestos, las miradas, ofreciendo una visión, casi palpable, del escenario en el que se mueven los protagonistas.
Pero no nos podemos olvidar de la persona sin la que esta historia no existiría, y no es otra que la famosa poetisa gallega Rosalía de Castro. No solo su obra servirá de base para ambientar la trama, sino también aquellas lagunas que existen en su vida privada, que han sido cubiertas, con gran imaginación por parte de Feijoo, añadiéndole un toque personal. Tirando de esos hilos sueltos, iremos conociendo el pasado de la poetisa, porque esos pequeños detalles de su vida, serán los que nos desvelen quien se esconde detrás de tan atroces crímenes, o así lo ve Aquiles, que siempre se dejará llevar por su intuición que le guiará en este viaje incluso en sus sueños. Todo ello tiene como resultado una manera realmente original e imaginativa de conocer la vida y obra de una autora, en cierto modo desconocida para mí.
   Aquellos lectores que ya descubrieran a este escritor en sus anteriores novelas como “Morena, peligrosa y románica”, reconocerán esa manera de jugar con las palabras y los dobles sentidos, con las que Feijoo se encuentra tan a gusto, dándole una pátina de ironía a los pensamientos y las conversaciones entrabadas entre los diversos personajes, siendo en ciertos momentos un humor negro, tan acorde con el género con el que en esta ocasión se ha atrevido. 
Esa lluvia constante en la obra, también me afectó a mí, que con su repiqueteo consiguió adormecerme en algunos momentos, creyendo que esa historia tan lenta se me escapaba, pero rápido comenzó la tormenta despabilándome, para no perderme ningún paso dado por Aquiles.
El imperturbable sonido de la lluvia, baña las calles de Compostela, tal que pareciera que entumece los sentidos y añade nostalgia a los corazones. Esta es una ciudad tranquila, no es lugar para determinadas historias en las que una mente perversa va reventando corazones con clavos de hierro. Pero siempre hay excepciones para todo. Feijoo lleva a cabo una combinación perfecta entre novela negra, poesía y la vida de Rosalía de Castro, que da como resultado una obra completa que te retiene entre sus páginas, en ocasiones con más lentitud que en otras, pero siempre con el deseo de querer descubrir quien se esconde detrás de esos versos convertidos en sangre y vísceras.
“La brutalidad empleada no era más que la representación física de aquella otra fuerza, la de los sentimientos convertidos en versos, representada por la poetisa en sus composiciones”